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Una de las reflexiones modernas más brillantes, a nuestro parecer, sobre la justicia está firmada por Hans Kelsen (1982, Barcelona: Ariel). Su ensayo ¿Qué es justicia? proporciona una visión genérica en la que los valores de libertad, verdad, paz y democracia pueden florecer en la sociedad al amparo del concepto que ahora vamos a abordar.
Concretar lo que es la “justicia” y “lo justo” constituye una tarea harto compleja, pues quizás existen tantas definiciones como personas. Precisamente eso es lo que en primer lugar hemos de remarcar: la pluralidad de concepciones sobre el concepto analizado. La idea sobre lo justo, entrando en ejemplos, para un europeo de clase media difiere de la de un campesino cocalero de la altiplanicie boliviana; resulta difícil también que coincidan en esa concepción un obrero japonés y guerrillero liberiano.
Pero no hace falta recrear contextos extremos. En una misma manzana, o más aún, en un mismo hogar, la idea de justicia puede variar sustancialmente, e incluso puede ser opuesta e irreconciliable.
Respuesta: Espero te ayude
Explicación:
La justicia representa una de las partes más importantes dentro del gobierno de cualquier país, dado que sirve como eje central para establecer una estructura democrática. De este modo, cada rama del poder público puede trabajar de manera independiente, permitiendo que exista una seguridad jurídica e institucional. Esto hace necesario analizar el papel de la justicia en el plano gubernamental, que será el tema central del presente ensayo.
En primer lugar, es indiscutible que cuando no existe justicia, o está debilitada por alguna razón, aumentarán los problemas que experimenta determinado país. Así empiezan a aparecer los casos de violencia y abuso de poder, como la falta de transparencia en las transacciones económicas y la corrupción. Cuando esto ocurre, la población experimenta una falta de confianza, que tiene como base el respeto a la institucionalidad. Esto afecta el crecimiento de las inversiones, ocasionando el desempleo y alterando el orden y la disciplina social.
El problema de esta situación se encuentra en la falta de imparcialidad que es percibida por parte de los ciudadanos, tanto si se tratan de funcionarios como de empresarios. Las normas y leyes que deberían aplicarse a todos solo obedecen a los intereses de los gobernantes de turno, distorsionando el concepto de justicia, que se convierte en una herramienta que es manipulada por el partido político con mayor poder.
Actualmente, uno de los ejemplos más comunes que se pueden encontrar está relacionado a la elección de ministros y magistrados. Existen innumerables casos alrededor del mundo donde estos funcionarios son escogidos por un claro favoritismo o intervención de amenazas. Personas más capaces son descalificadas mediante estrategias poco éticas, y la reputación de los elegidos, aunque realmente no estén involucrados en los procesos antes mencionados, queda manchada de manera inevitable.
La justicia no debe prestarse para los intereses de ninguna facción política, o en beneficio de determinados grupos de poder. Cuando es utilizada para condicionar a los miembros del Ejecutivo o Legislativo se pierde por completo la imparcialidad, afectando la estabilidad de una nación y sirviendo como ejemplo para que los ciudadanos cometan las mismas faltas. Esto es algo inconcebible, y debe ser condenado abiertamente a través de los medios de comunicación.
En conclusión, cada gobierno tiene la responsabilidad de poner la justicia en servicio de su gente, dejando de lado intereses privados y no manipulando las leyes en su favor. Solo de esta forma las personas recuperarán la confianza sobre el Estado, respetando y acatando sus decisiones. Se trata de un compromiso que todo país debe priorizar.