LOS DOS CONJUROS
Había una vez un rey que daba risa. Parecía casi de mentira, porque por mucho que dijera "haced esto" o "haced lo otro", nadie le obedecía. Y como además era un rey pacífico y justo que no quería ni castigar ni encerrar a nadie en la cárcel, resultó que no tenía nada de autoridad, y por eso dio a un gran mago el extraño encargo de conseguir una poción para que le obedecieran. El anciano, el más sabio de los hombres del reino, inventó mil hechizos y otras tantas pociones; y aunque obtuvo resultados tan interesantes como un caracol luchador o una hormiga bailarina, no consiguió encontrar la forma de que nadie obedeciera al rey. Se enteró del problema un joven, que se presentó rápido en palacio, enviando a decir al rey que él tenía la solución. El rey apareció al momento, ilusionado, y el recién llegado le entregó dos pequeños trozos de pergamino, escritos con una increíble tinta de muchos colores.- Estos son los conjuros que he preparado para usted, alteza. Utilizad el primero antes de decir aquello que queráis que vuestros súbditos hagan, y el segundo cuando lo hayan terminado, de forma que una sonrisa os indique que siguen bajo vuestro poder. Hacedlo así, y el conjuro durará para siempre. Todos estaban intrigados esperando oír los conjuros, el rey, antes de utilizarlos, los leyó varias veces para sí mismo, tratando de memorizarlos. Y entonces dijo, dirigiéndose a un sirviente que pasaba llevando un gran pavo
entre sus brazos:- Por favor, Apolonio, ven aquí y déjame ver ese estupendo pavo. El bueno de Apolonio, sorprendido por la amabilidad del rey, a quien jamás había oído decir "por favor", se acercó, dejando al rey y a cuantos allí estaban sorprendidos de la eficacia del primer conjuro. El rey, tras mirar el pavo con poco interés, dijo: - Gracias, Apolonio, puedes retirarte.Y el sirviente se alejó sonriendo. ¡Había funcionado! y además, ¡Apolonio seguía bajo su poder, tal y como había dicho el extraño!. El rey, agradecido, colmó al joven de riquezas, y éste decidió seguir su viaje.Antes de marcharse, el anciano mago del reino se le acercó, preguntándole dónde había obtenido tan extraordinarios poderes mágicos, rogándole que los compartiera con él. Y el joven, que no era más que un inteligente profesor, le contó la verdad: - Mi magia no reside en esos pergaminos sin valor que escribí
al llegar aquí. La saqué de la escuela cuando era niño, cuando mi maestro
repetía constantemente que educadamente y de buenas maneras, se podía conseguir todo. Y tenía razón. Tu buen rey sólo necesitaba buenos modales y algo de educación para conseguir todas las cosas justas que quería.Y comprendiendo que tenía razón, aquella misma noche el mago se deshizo de todos sus aparatos y cachivaches mágicos, y los cambió por un buen libro de
buenos modales, dispuesto a seguir educando a su brusco rey.
Por favor ayudaraaaa
Lee el siguiente cuento y escribe un párrafo donde indiques que relación tiene con la cortesía y la urbanidad...
doy coronas
pero ayudaaa
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Los Dos conjuros. Había una vez un rey que daba risa. Parecía casi de mentira, porque por mucho que dijera "haced esto" o "haced lo otro", nadie le obedecía. Y como además era un rey pacífico y justo que no quería ni castigar ni encerrar a nadie en la cárcel, resultó que no tenía nada de autoridad, y por eso encargó a un...
autor: Pedro Pedro Sacristán, de cuentos para dormir.
El valor educativo de este cuento son los buenos modales y la educación, estos facilitan la comunicación con los demás que se puede conseguir muchas cosas que a través de la autoridad y la discusión.
Trabajamos dos palabras mágicas que abren puertas, como son "Por favor" y "Gracias"...
silcaramirez:
hace años pregunté yo eso
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