• Asignatura: Matemáticas
  • Autor: julijuankeyramathias
  • hace 1 año

esta carta trata de un tema actual lesionado con la vida cotidiana o un tema en realidad social política o económica​

Respuestas

Respuesta dada por: ynamoc85
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Respuesta:

Explicación paso a paso:

Ya que el cuerpo es creación de Dios, no se puede despreciar la vida corporal; al contrario, debemos estimar y honrar el cuerpo, porque fue creado por Dios y destinado a la resurrección en el último día. Los ángeles sólo tienen espíritu y los animales sólo tienen cuerpo. El ser humano es una síntesis perfecta y maravillosa de ambos. La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser al mismo tiempo corporal y espiritual (Gn 2,7). Por lo tanto, el ser humano en su totalidad es querido por Dios. El Concilio Vaticano II explicó que “la unidad de cuerpo y alma, la persona, por su propia condición corporal, sintetiza en sí los elementos del mundo material, que en él alcanza su plenitud y presenta libremente al Creador una voz de alabanza (GS 14,1). Por lo tanto, no se puede despreciar la vida corporal, al contrario, debemos estimar y honrar el cuerpo, porque fue creado por Dios y destinado a la resurrección en el último día. De esta forma, debemos evitar todo tipo de vicios y malos hábitos que puedan hacer mal a la salud y perjudicar el cuerpo. Todas las formas de vicios (cigarro, bebidas alcohólicas, drogas, etc.) acaban afectando la salud. Es necesario cultivar la virtud de la templanza pues nos ayuda a evitar toda especie de exceso, el abuso de la comida, del alcohol, del humo, de las medicinas usadas de manera equivocada. No es lícito tampoco poner la vida y la salud en riesgo sin necesidad, sólo por el deseo excesivo de la aventura. La Iglesia nos recuerda que “la vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellas racionalmente, tomando en cuenta las necesidades ajenas y el bien común. El cuidado de la salud de los ciudadanos requiere la ayuda de la sociedad para obtener las condiciones de vida que permitan crecer y alcanzar la madurez: alimento, ropa, vivienda, cuidado de la salud, enseñanza básica, empleo, asistencia social” (Catecismo 2288). Conjuntamente con la salud física es necesario cuidar de la salud mental. Si la persona no tiene una vida equilibrada, puede buscar en los vicios una forma de compensar las frustraciones y las carencias afectivas, etc. La Iglesia enseña que “si la moral pide respeto por la vida corporal, no hace de ella un valor absoluto, oponiéndose a una concepción neo-pagana que tiende a promover el “culto al cuerpo”, sacrificando todo para idolatrar la perfección física” (Cat. 2289). Cuidar del cuerpo y la salud es algo importante y necesario, pero caer en el error del culto exagerado del cuerpo, como si fuera más importante que el espíritu, es un error.

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