Respuestas
Calisto,
joven de noble linaje, entra en el jardín de la hermosa Melibea persiguiendo a
uno de sus halcones de caza. Al verla se enamora de ella y-le declara su amor,
pero la joven lo rechaza. El desdeñado Calisto se retira a su casa lleno de
angustia, se lamenta de su mala fortuna y confía a su criado Sempronio la causa
de sus sufrimientos. Éste se ofrece a traerle "a una vieja llamada
Celestina, hechicera, astuta, sagaz en cuantas maldades hay, que a las duras
peñas conmoverá y provocará a lujuria, si quisiere" y que, en cuestiones
de amor, sabe dominar las voluntades rebeldes. Calisto acepta. Sempronio va en
busca de Celestina, en cuya casa vive
Mientras tanto, otro criado del joven enamorado,
el fiel Pármeno, intenta disuadirlo de recurrir a las artes de Celestina, cuyas
trapacerías, habilidades y andanzas conoce muy bien: "Mala mujer, experta
en todos los engaños, astuta, simuladora, y siempre pronta a favorecer el vicio
y a lanzar a sus víctimas al deshonor, con tal de ganar dinero". Pero sólo
consigue enojar a su amo.
Cuando la vieja llega a casa de Calisto, comprende
de inmediato que en Pármeno tiene un enemigo y procura desarmarlo contándole
cómo la madre de él ejercía la misma profesión que ella.
Más tarde, Celestina se lo atrae "con anzuelo
de codicia y de deleite", pues le ofrece participación de lo que su amo dé
para pagar sus servicios y le promete conseguirle los favores de la hermosa
Areusa, prima de Elicia y también pupila de la vieja. Con ello lo hace cómplice
de sus fines.
Celestina llega fácilmente a un acuerdo con
Calisto. Como anticipo recibe cien monedas de oro, y de inmediato pone manos a
la obra. Munida de unas madejas de hilo que ha hechizado, se dirige a casa de
Melibea con intención de vendérselas para que "quede de tal manera
enredada, que cuanto más las mire, tanto más su corazón se ablande, y se le
abra y lastime de fuerte amor de Calisto, tanto que, despedida toda honestidad,
se confíe a mí y me galardone mis pasos y mensaje". El diálogo entre
Celestina y Melibea es un prodigio de psicología femenina. La sagaz medianera,
viendo que no logra su propósito por el camino del amor, lo consigue por el de
la compasión.
Calisto premia a Celestina por sus oficios regalándole una
gran cadena de oro, y a la hora señalada se dirige a casa de Melibea. Los
jóvenes se declaran su mutua pasión y, cuando se despiden, acuerdan verse a la
misma hora de la noche siguiente. Calisto escalará la tapia del jardín y
Melibea lo recibirá en su alcoba.
Cuando Sempronio y Pármeno reclaman a Celestina su
parte en las dádivas de Calisto, la vieja se niega al reparto y ellos entonces
promueven un altercado y la apuñalan.
Luego, ambos huyen, la justicia los prende y al
día siguiente son decapitados en la plaza pública. Calisto se duele de la
pérdida de sus servidores y de Celestina, pero igualmente acude a la cita de
Melibea, escala el muro del jardín y ella lo recibe en su recámara, según lo
prometido, y permanece en su compañía hasta el amanecer; pero al descender el
mancebo cae de la escala y se mata.
Cuando Melibea se entera de la terrible desgracia,
se arroja desde lo alto de una torre de la casa, pero antes confiesa a su padre
su apasionado amor por Calisto y su dolor: "¡Cortaron las hadas sus hilos,
cortáronle sin confesión su vida, cortaron mi esperanza, cortaron mi gloria,
cortaron mi compañía!", declara su deshonra y pide ser sepultada junto a
su amado.
La obra termina con el "grandísimo"
llanto y las lamentaciones de Pleberio, padre de Melibea, quien cuenta a Alisa,
su esposa, la muerte de su hija, mostrándole su cuerpo "todo hecho
pedazos".
Es La Celestina, compuesta entre 1496 y 1499, una
obra representativa del mundo medieval y renacentista. En ella se fusionan la
sensualidad y los valores espirituales del amor en el doble plano del instinto
y la pureza que se da en Calisto y Melibea, la idealidad y el realismo, el
lenguaje culto y el popular, todo ello características lógicas del cruce de dos
siglos, de dos épocas y de dos tendencias.
Lo que más impresiona de la obra es su rigurosa
madurez y plenitud, no sólo con relación a la lengua, sino con toda su
circunstancia libre de artificios y convencionalismos formales sobre la humana
naturaleza —personajes literariamente íntegros y plenos, mundo de pasión
concreto y real—, a la cual presenta con toda la complejidad y contradicciones
que ella entraña. Es el fruto de una experiencia vital, de aguda psicología y
observación de la realidad. Por eso, el propósito moral que persigue la obra se
desprende tanto del fin —la muerte como castigo que hallan los protagonistas,
Celestina, Calisto, Melibea, Pármeno, Sempronio—, como de las propias palabras
del autor al comienzo de la comedia "compuesta en reprensión de los locos
enamorados, que vencidos en su desordenado apetito, a sus amigas llaman y dicen
ser su dios. Asimismo, echa en aviso de los engaños de las alcahuetas y malos y
lisonjeros sirvientes."