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Solo se conocen parcialmente algunos aspectos de la historia lingüística de Nubia. Si bien se ha sugerido repetidamente que la lengua antigua mejor documentada, el meroítico, estaría emparentada con las lenguas nilo-saharianas, esta lengua debe considerarse como una lengua no clasificada.1 Además en el área llamada en la antigüedad "Nubia" existen actualmente lenguas cushitas hacia la parte oriental del antiguo reino de Kush y un conjunto de lenguas cordofanas en la parte sur del mismo reino. Eso implica que parte de los pueblos llamados simplemente "nubios" podrían haber hablado lenguas que no son de la familia nilo-sahariana.
Otras evidencia sugieren que aún en las regiones no periféricas Nubia, se habrían hablado por lo menos dos variedades del grupo de las lenguas nubias, una subfamilia de la familia nilo-sahariana que incluye a las lenguas nobiin, kenuzi-dongola, midob y algunas variedades relacionadas con la zona septentrional de las montañas Nuba. El idioma nubio antiguo se utilizaba sobre todo en textos religiosos de los siglos VIII y IX.
n la antigüedad, el territorio actualmente llamado Nubia fue muy influenciado por la cultura del Antiguo Egipto, sobre todo durante las épocas de apogeo de Egipto siendo una especie de virreinato egipcio. Nubia podría ser parte de la zona citada en las fuentes bíblicas con el nombre de Kush, Cush, Cus o cusitas.23
Para la antigua Kemet (Antiguo Egipto), Nubia era “Tai-Seiti” (la tierra de la “gente del arco”), población difícilmente subyugada pues sabían utilizar sus arcos y flechas.
Las inscripciones de Jebel Suliman, en la ribera occidental, frente a la aldea de Degheim, muestran que Nubia fue conquistada por Dyer (3000 a. C.), el tercer faraón de la Dinastía I. Más adelante, el faraón Seneferu, de la Dinastía IV, predecesor de los faraones que construyeron las pirámides de Guiza, ordenó inscribir que invadió Nubia y trajo a 100 000 cautivos y más de 200 000 cabezas de ganado. Este hecho refleja la codicia de Seneferu, pero también es indicio de la próspera población Nubia.
Uno de los templos más importantes fue erigido por la reina Hatshepsut (1490-1468 a. C.), en Buhen, dedicado a Horus, el dios halcón; otros en Semna oeste y en Dibeira. En Semna este (Kumma) ella dedicó su templo al dios Jnum y fue ampliado por su sucesor, Tutmosis III. También dedicó un templo Tutmosis III, en Semna oeste, a los dioses locales, a Dedwan, el dios del incienso y de Nubia.
Faraones del Imperio Nuevo, como Ramsés II (1290-1224 a. C.), se elevaron a la realeza porque pudieron imponerse a los nubios, arrastrándolos a la derrota. Para mostrar su divinidad, este soberano decidió construir su gran templo en Abu Simbel. Ramsés II construyó en el centro de Nubia el templo de Aksha, y el virrey Setau y su esposa fueron representados, adorándolo, en el templo de Faras.