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Resumen: Ulises es una publicación básica para situar y comprender
un aspecto poco estudiado dentro de lo que podría denominarse la
"ideología cultural" del grupo Contemporáneo,�; su hispanismo. Este es
el tema a desarrollar en el siguiente escrito, Un hispanismo intenso y
programático que voy a intentar analizar tomando como pretexto la
respuesta que en Ulises dieron los Contemporáneos a la muy conocida
polémica sobre el meridiano intelectual de Hispanoamérica, protagoni-
zada especialmente por los españoles de La Gaceta Literaria y los ar-
gentinos de Martín Fierro.
1. Introducción
En mayo de 1927 Salvador Novo y Xavier VilIaurrutia publicaron
el primer número de la que fue la primera revista como grupo de
los Contemporáneos: Ulises. Aunque existían todavía discrepan-
cias entre los miembros del "grupo de Torres Bodet" y el llamado
"grupo bicápite", y a pesar de que, por diversas razones, algunos
contemporáneos del primer sub grupo no participaron en la revista,
Ulises fue el punto de partida de la actividad grupal , cimentada
por una voluntad común, del grupo Contemporáneos. l Hasta el
1 Comparto esa subdivisión dentro de los Contemporáneos que estableció
Merlin H. Forster apoyándose en una carta que recibió de Salvador Novo y en
la que diferenciaba los siguientes subgrupos: uno formado por Jaime Torres
Bodet, Bernardo Ort{z de Montellano, José Gorostiza y Enrique González Rojo,
otro por Xavier ViIlaurrutia y Salvador Novo, y el tercero, constituido por Jorge
Cuesta y Gilberto Owen. En el momento de Ulises, Owen, Cuesta, Villaurrutia
y Novo eran en realidad un grupo único dispuesto a colaborar en la vida cultu
momento no se habían emancipado de generaciones o grupos an-
teriores y, sobre todo, no habían sentido la necesidad de juntar sus
diferencias para iniciar una lucha o acción cultural compartida,
que habría de manifestarse en la incursión narrativa del grupo, la
formación del teatro "Ulises", la Antología de la poesía mexicana
de Jorge Cuesta, y los .primeros números de Contemporáneos. Por
eso Ulises, que dejó de editarse bruscamente después de su sexto
número, en gran medida por razones económicas, es fundamental
para entender esos años finales de los veinte en que los escritos
de los Contemporáneos fueron especialmente programáticos y es-
tuvieron coordinados por un deseo colectivo de actuación y parti-
cipación cultural en la vida pública mexicana. Pero sobre todo,
Ulises es también una publicación básica para situar correctamen-
ral del país conjuntamente. Gorostiza, que pasó ese año como diplomático en
Inglaterra, no colaboró en Ulises, quizás por su depresiva sequía intelectual de
entonces , pero se sentía unido a lo que en una carta a Torres Bodet denominó
"grupo mental, grupo con grupo, que a pesar de todo hemos formado siempre"
(Gorostiza 1995 230). También González Rojo, a la sazón en España, habla en
sus cartas de unirse, volcarse juntos hacia México, para conseguir "algo satis-
factorio para su vida espiritual" (Gorostiza 216). En el caso de Torres Bodet sí
es probable que no colaborase en Ulises por discrepancias personales con Novo:
en opinión de Sheridan, fue fundamentalmente bajo la responsabilidad de Novo
que "del grupo de Torres Bodet no se aceptó a nadie, y sólo con el tiempo, en
el tercer número, se permitió la inclusión de un poema de Jaime y otro de
González Rojo" (Sheridan 1985 280). Sin embargo, la conexión literaria de To-
rres Bodet con Villaurrutia y el resto fue hacia 1927-1928 más fuerte que nun-
ca, y, sin duda, se sintió partícipe de una actividad colectiva que consideraba
necesaria, imprescindible para obtener el beneficio cultural de México; en carta
a Gorostiza escribe: "Me entristecen todos los rencores: hasta los míos que, por
fortuna, no son tantos como algunos lo creen. De lejos -a tí te debe haber
ocurrido en Londres- uno quisiera poder sentir en México, la unidad de la gente
que vale y, para lograrla, se sentiría uno dispuesto a sacrificar hasta sus antipa-
tías" (Gorostiza 240). El sentimiento riguroso de grupo actuando en beneficio
de México, más allá de individualidades, es también muy claro en las cartas que
en 1928 envió Owen a Villaurrutia desde Nueva York. En ellas habla Owen de
"mi grupo" (260) o de "nuestra obra" (267) continuadamente; como dice José
Hilario Ortega "la idea de pertenecer a esta selecta agrupación y de hacer algo
para el bien de ésta, lo hace sentirse capaz de cometer acciones fuera de lo
normal" (51-52). Ya a finales de los veinte, el grupo comenzó a disolverse de
manera tan consciente como se constituyó. Torres Bodet habla del "confuso
deseo de hacemos, cada quien por nuestro lado, una situación de hombres, sin
apoyamos ya, para la vida al menos, en la fuerza o en la debilidad de un grupo"