• Asignatura: Historia
  • Autor: fmariapilargomez
  • hace 1 año

2.- Paralelamente a este ambiente de cambio de este periodo, la existencia de una situación de crisis en la organización de la Iglesia se manifestaba en aspectos como: entre otros.​

Respuestas

Respuesta dada por: arianajazmin2407
0

Respuesta:

Históricamente, las pretensiones totalizantes de la Iglesia Católica la llevaron a

entablar una diálogo privilegiado con el Estado, a ocupar parte de sus estructuras para desde

allí, extender los principios de su doctrina al conjunto de la sociedad. Las ofensivas de

‘catolización’ sobre el Estado y la sociedad civil procuraron impregnar con valores religiosos

todos los ámbitos de la vida social y convertir a la Argentina en una nación católica.

La pelea por una educación religiosa en las escuelas públicas, la oposición

intransigente contra las leyes de divorcio y el férreo control sobre otros grupos religiosos,

caracterizaron el accionar de la institución católica en su relación con el Estado y con la

sociedad. Su carácter de religión predominante

2

y su marcada presencia social fueron el fruto

de ese tipo de comportamiento.

Independientemente de las relaciones de fuerza existentes en cada momento histórico,

lo cierto es que en el transcurso del siglo XX, el poder eclesiástico se fue constituyendo como

un actor a tener en cuenta, tanto en el marco de regímenes democráticos como en aquellos

signados por la ilegalidad.

Ahora bien, el significativo lugar que ocupó la Iglesia a lo largo de la historia tuvo un

precio: la pérdida de autonomía como institución; en otras palabras, el alineamiento y la

subordinación relativa a los proyectos del gobierno de turno. De esa manera, el crédito social

de la Iglesia quedó supeditado a los vaivenes de cada coyuntura política.

Es esta lógica de funcionamiento eclesial la que se encuentra actualmente en estado de

reformulación. Por un lado, la configuración social resultante del proceso de

redemocratización ha puesto en crisis la ‘política eclesiástica’ que sustentó la Iglesia desde su

radicación en la Argentina. Por otro, el cuestionamiento social sobre el papel desempeñado por

la jerarquía eclesiástica durante la última dictadura militar, puso en duda la legitimidad de la

institución católica en la sociedad. Desde el restablecimiento de la democracia en 1983 hasta la

finalización del mandato de monseñor Antonio Quarracino como presidente de la Conferencia

Episcopal Argentina -CEA- en 1996, la Iglesia Católica sufrió los ataques de la opinión

pública a la luz de los descubrimientos que certificaban cómo numerosos cuadros dirigentes

católicos habían participado de una u otra manera en los actos de represión ilegal

3

.

2 Una variedad de disposiciones en la Constitución Nacional -entre las que se destaca el artículo 2º que establece

la obligatoriedad del Estado en sostener el culto católico- dan cuenta del status privilegiado de la religión católica

en relación a otros credos.

3 La presencia de los funcionarios religiosos en los centros clandestinos de detención formó parte de la rutina de

aquel momento. La asistencia a los represores o la imposición moral utilizada en los interrogatorios a los que

luego serían fusilados demostraron el grado de compenetración de ciertas autoridades del catolicismo con el

régimen militar. Fundamentalmente los capellanes militares se dedicaron a apuntalar espiritualmente a los

torturadores y quebrar emocionalmente a los civiles capturados.

La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) en su informe “Nunca Más” certificó

estos y otros actos cometidos por miembros de la Iglesia Católica (AA.VV., 1992). Por ejemplo, el fichero de

detenidos y desaparecidos que poseía la Vicaría Castrense (Dri, 1987). El Diario del Juicio a las Juntas Militares

citó el uso de rosarios por parte de los torturadores en los centros de detención y reprodujo una frase del

Capitán ‘Tigre’ Acosta en el Centro Clandestino de la Marina que dio cuenta de la avenencia católica-militar:“Esta guerra es justa, Jesucristo está de nuestro lado...” (Dri, 1987 :292).

Preguntas similares