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Respuesta:
Abstracción. Un objetivo puede ser más o menos abstracto. Por ejemplo, “ser feliz” es un objetivo abstracto. Por otro lado, “todos los días hacer algo que me gusta” es un objetivo más concreto. Los objetivos abstractos son más difíciles de llevar a cabo, ya que no nos damos a nosotros mismos instrucciones sobre cómo “ser feliz” o “ser inteligente” o “ser independiente”. Sin embargo, estos objetivos abstractos pueden servir como guía para determinar otros objetivos más concretos. Por ejemplo, si el objetivo de una persona que vive con sus padres es “ser independiente”, esa meta pueda inspirar otros objetivos como “conseguir un trabajo”, “aprender a cocinar”, “aprender a pagar los impuestos”, etc.
Realismo. Para poder ser alcanzados, los objetivos deben ser realistas con respecto a los recursos con que cuenta cada persona así como con respecto al tiempo.
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