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La guerra civil española y la sociedad argentina
La crisis política que hemos reseñado para la Argentina muchas veces era mirada en clave internacional, bajo el prisma de algunos conflictos que si bien se libraban en tierras lejanas afectaban sobremanera el escenario nacional. La Argentina de esa forma se encontraba inmersa en "la tormenta del mundo" de acuerdo a la descripción que Halperín Donghi ofrece del período entre 1930 y 1945. Esos conflictos al influir en las cuestiones internas del país tendrán una preponderancia central. Por eso una forma que asumió el conflicto social y político durante la década de predominio conservador, fue catalizado y canalizado, en gran parte, por la situación generada por la guerra civil española.
El gobierno frente al alzamiento franquista
Al desatarse el conflicto en España el gobierno conservador que encabezaba Justo adoptó una posición ambigua, cimentada en las características principales de sus postulados políticos: un accionar de tinte autoritario represivo y su adhesión, más retórica que real, a la democracia representativa, sobre la que buscaba una necesaria legitimidad. De esa forma algunos sectores del gobierno, aunque nunca de manera oficial, no ocultaban su simpatía por la causa de los sublevados. Sin embargo, durante la contienda se mantuvieron las relaciones diplomáticas con la República. En política exterior el gobierno buscó adecuarse a la inspirada por la Sociedad de las Naciones y sobre todo fue fiel a los compromisos claramente alineados con la Gran Bretaña alrededor del conflictivo sistema de relaciones de ésta con Estados Unidos (6).
Por eso en política exterior el gobierno se inclinará hacia un mayor vínculo con las ideas democráticas que en materia interna. Los Ministros de Relaciones Exteriores, Saavedra Lamas y del Interior, Ramón Castillo reflejaban cada uno en su rol esa contradicción. Saavedra Lamas seguía el rumbo marcado por las grandes potencias de No intervención en el asunto español y Argentina se declaró "prescindente" ante el conflicto, era lo máximo que se podía esperar de un gobierno conservador: mantenerse, como se dijo, fiel a una línea política ligada estrechamente a la propuesta por Gran Bretaña, como era ya tradición en la elite argentina; fórmula que demostraría su persistencia una vez desatada la segunda guerra (7).
Esta postura gubernamental se mantuvo aún cuando de hecho el gobierno rebelde instalado en la ciudad de Burgos desde julio de 1936, intentaba el reconocimiento diplomático de la Argentina. Recordemos que en diciembre de 1936 había llegado al país Juan Carlos Lojendio, representante del gobierno de Burgos quien fue muy bien recibido por los círculos nacionalistas. Se le abrieron las puertas de algunos salones, propios de la más tradicional clase dominante argentina, el Jockey Club por ejemplo, donde buscó el apoyo necesario para su misión de carácter oficioso. Si bien la actuación de Lojendio nunca fue entorpecida por las autoridades, el gobierno argentino no se comprometió en un gesto público de adhesión hacia la causa nacional, ni tuvo el representante de Burgos acceso al Ministerio de Relaciones Exteriores (Quijada ,1991: 31). En síntesis nunca la causa nacional fue defendida oficialmente, aunque recibiera el apoyo no oficial en círculos muy allegados a algunos miembros influyentes del gobierno.
Esta manera ambigua de parte del gobierno de manejar las relaciones con la República se manifiesta alrededor de dos acontecimientos generados en la coyuntura: El referido al Derecho de Asilo y el problema del buque "Cabo San Antonio
iPollitoi
Respuesta:
Por que se les recuerda a sus valientes personas que dieron su vida por su País.
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