Las bacterias pueden vivir en ambientes extremos como las fumarolas marinas, a kilómetros de profundidad en el mar, donde prácticamente no hay oxígeno ni luz. Según estas condiciones, ¿Qué tipos de bacterias crees que son las más abundantes en este ambiente?
a)
Bacterias aerobias y anaerobias.
b)
Bacterias benéficas y perjudiciales.
c)
Bacterias que no utilicen la luz como fuente de alimento.
d)
Bacterias heterótrofas y aerobias.
Respuestas
Respuesta:
una deuda de gratitud con muchas personas que apoyaron la idea de la
realización del presente libro. Deseo, primeramente, agradecer a mi esposa, Elenita
Viteri-Sarmiento y a mis hijos, Fausto Daniel y Ana Carolina, por sus años de
tolerancia, comprensión, apoyo y empuje que me brindaron desde los inicios de esta
idea. En segundo lugar, agradezco a la Universidad de Georgia (UGA) por facilitar la
preparación de esta obra: el aporte del programa de Desarrollo Internacional para
Profesores, de la Vicepresidencia de Asuntos Académicos, inició el fondo semilla
requerido para la preparación de la obra; el Centro de Estudios Latinoamericanos y del
Caribe, el Instituto de Ecología y el laboratorio de Etnobiología del Departamento de
Antropología dieron soporte bibliográfico, técnico y de equipos.
Una nota especial requiere el aporte del Fideicomiso de Conservación de Puerto
Rico, al utilizar mi Diccionario Ecológico-Energético Ecuatoriano (Sarmiento, 1986)
para distribuirlo en el III Congreso de Periodismo Ambiental del Caribe, que se realizó
en San Juan, en Noviembre de 1991. Del beneplácito que despertó la reimpresión del
libro entre los participantes -y del hecho que la Ecología, como una ciencia ambiental
del ecosistema humano total, está siendo utilizada por todos los medios de
comunicación-, surgió la idea de ofrecer un ámbito mayor, de tipo regional, para
beneficio de aquellos interesados, quienes viven en México, Centro y Sudamérica, y el
Caribe.
Numerosos maestros, colegas y alumnos han aportado sus valiosas sugerencias y
han incluido nombres que debieron incorporarse al listado original en sucesivas
revisiones. De entre ellos, por limitaciones de espacio, mencionaré solamente algunos:
Para el propósito general de la obra y la necesidad de acceder a convenciones
terminológicas, quiero agradecer la paciencia y sabiduría con la que Eugene Odum me
guió por los laberintos semánticos del desarrollo de la moderna Ecología hasta su estado
actual. Para las acepciones de filosofía y ética ambiental surgidas en el intento de definir
los términos de la Ecología de Paisajes, Frank Golley y colegas del programa de ética
ambiental en UGA compartieron la conceptualización que todavía se está gestando en
esta nueva disciplina. Para los preceptos holísticos en Ecología de Paisajes, Zev Naveh
compartió sus ideas conmigo en Caracas y permitió la traducción de su libro de texto
desde Israel. Para las implicaciones de conceptos de conservación en el ámbito del
desarrollo sustentable, Ronald Carroll compartió muchas de sus experiencias.
Así mismo, Norman Myers compartió sus inquietudes para la conservación del
neotrópico, especialmente de los “hot spots”. El nexo entre la biodiversidad y los
paisajes tensionados por las presiones del desarrollo me fue aclarado sabiamente por
Terry Erwin en las selvas del Yasuní. Para la aplicabilidad de los procesos ecológicos y
de los enunciados conservacionistas en el contexto latinoamericano, Mario Ramos me
brindó sus experiencias. Mi inspiración paisajista nació de las conversaciones con Pierre
Dansereau en sus expediciones en Ecuador continental y las islas Galápagos. Para mi
formación en Ecología tropical, la orientación de Paul Colinvaux fue decisiva, así como
el estímulo de Ralph Boerner, quien me iniciara en la teoría de Ecología de Paisajes.
Para robustecer mi entendimiento de los procesos jerárquicos, Robert May me
proporcionó su artículo de la compilación conceptual de Cherrett de la Sociedad