Respuestas
▪︎Los que presenciaron el evento persiguieron al Sierra; un funcionario de la Policía, para intentar protegerlo de la multitud que lo perseguía, lo introdujo en una droguería que se encontraba no muy lejos del lugar del magnicidio. Cuando empezó a interrogarlo, el joven solo decía: “¡Ay, Virgen santísima!”, dando muestras de nervios y angustia.
▪︎La multitud penetró en la droguería y golpeó a Roa Sierra hasta matarlo; posteriormente, lo arrastraron por toda la carrera séptima hasta las escalinatas del Capitolio Nacional, donde dejaron su cadáver. Estos hechos llevaron a la revuelta nacional en contra del gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez, a quien le exigían la renuncia.
▪︎Ese día hubo saqueos, principalmente en el centro de Bogotá, pero luego se esparcieron por gran parte de la capital para terminar esparciéndose varias ciudades de Colombia. Además de los saqueos, hubo incendios provocados por los manifestantes: incendiaron tranvías, iglesias, edificaciones importantes y los mismos locales saqueados.
▪︎Policías y militares, en un principio, intentaron controlar la situación; y mientras que algunos se unieron a la revuelta proporcionando armas y esfuerzos, otros tomaron las armas y abrieron fuego sobre los manifestantes.
▪︎El saldo de la revuelta fue de cientos de muertos y heridos. Las cifras van desde 500 muertos, reportados por un cable de la Embajada Alemana, hasta la extraoficial de más de 3000. Los daños materiales corresponden a múltiples saqueos, y al incendio y posterior derrumbe de 142 construcciones entre las que se encontraban casa particulares, hoteles e iglesias del centro de la ciudad.
▪︎Durante el proceso judicial del asesinato, se presentaron testimonios que indicaban que Roa Sierra no fue el asesino, sino que fueron justamente él o los asesinos quienes condujeron a la multitud a tomarlo como el culpable y a acabar con su vida. Otras versiones presentadas en el proceso indicaron que Roa Sierra sí fue culpable, pero que actuó motivado o en acuerdo con otra persona. La justicia colombiana sentenció en 1978 que el asesino Juan Roa Sierra era esquizofrénico, y que actuó por motivos personales y solo.