• Asignatura: Inglés
  • Autor: nicolasprimo4
  • hace 1 año

3 historias cortas con dichos colombianos .


TheJuanKill: xd
HinataLoja: 1.- A buen entendedor pocas palabras
TheJuanKill: NICOLAS JOAQUIN CARRILLO
marlenmolina739: Respuesta:
marlenmolina739: 1.“Espera, tengo algo para contarte”, suplicó. “Cuéntamelo por el camino”, respondió la muerte.
marlenmolina739: ya no tengo mas XD
HinataLoja: 1.-Con hambre, no hay pan duro
El dicho hace referencia a que cuando hay necesidad o hambre no se repara la calidad de lo que hay disponible. Es un dicho popular con los niños que no quieren comer ya que se les enseña que al momento de comer hay que estar agradecido por los alimentos.
HinataLoja: 2.-Duerme más que un gato con anemia
Es cuando de manera divertida se le dice a alguien que duerme mucho.
3.-¿Usted qué come que adivina?
Hay ciertas personas que anticipan situaciones o adivinan cosas con facilidad. Este dicho colombiano es perfecto para estas personas que parece que tuvieran una bola de cristal.
PDT: No soy Colombiana, soy Ecuatoriana, espero te sirva >:)

Respuestas

Respuesta dada por: g33275957
1

Respuesta:

soy peruana

Explicación:


g33275957: que te importa
TheJuanKill: la tiene corta
HinataLoja: 2.-Duerme más que un gato con anemia
Es cuando de manera divertida se le dice a alguien que duerme mucho.
3.-¿Usted qué come que adivina?
Hay ciertas personas que anticipan situaciones o adivinan cosas con facilidad. Este dicho colombiano es perfecto para estas personas que parece que tuvieran una bola de cristal.
PDT: No soy Colombiana, soy Ecuatoriana, espero te sirva >:)
marlenmolina739: yo si soy colombiana g33275957
HinataLoja: Q weno, yo no, a mi me gusta mucho el acento de Colombia y Argentina <3
marlenmolina739: encerio ami me gusta el asento ecuatoriano y mexicano
HinataLoja: Yo siento que los Ecuatorianos no tenemos ningún acento XD
marlenmolina739: :3
marlenmolina739: XD
HinataLoja: Pero deja lo googleo XD
Respuesta dada por: jhaqui09
1

Respuesta:

Microrrelato de Umberto Senegal: Solicitud inútil

“Espera, tengo algo para contarte”, suplicó. “Cuéntamelo por el camino”, respondió la muerte.

Cuento corto de José Raúl Jaramillo Restrepo: Protesta

La inauguración del congreso de escritores de cuentos cortos fue un estruendoso fracaso, ya que el encargado de presidirlo -un ilustre hombre de las letras- leyó un discurso tan extenso que motivó el retiro de los asistentes -llegados de todo el orbe-, quienes, en una muy breve declaración, expresaron que los habían confundido con ensayistas.”

Microrrelato de Triunfo Arciniegas: Aguas profundas

Dicen cosas siniestras del hombre que lee en la mesa del fondo mientras se enfría el café. Dicen que vive en aguas profundas. Que las mujeres desaparecen en sus entrañas. Me pregunto cómo lo saben si el hombre no determina a nadie, si viene y se va sin avisar cuando le da la gana, como si el resto del mundo no existiera. Huele a eucalipto. Apenas percibo el olor, uno o dos minutos antes de su entrada, preparo el café tal como le gusta, cargado y sin azúcar, aunque apenas lo prueba. Nunca agradece el servicio. No me importan sus modales ni su biografía porque deja generosas propinas. En realidad, no hay altanería en sus gestos, como podría pensarse. Sus suaves ademanes pretenden el olvido. El olor se desvanece en dos o tres horas. Arrojo el café al lavaplatos, cuelgo aparte el pocillo y luego barro las escamas alrededor de la silla.

Relato corto de Gabriel García Márquez: La mujer que llegaba a las seis

La puerta oscilante se abrió. A esa hora no había nadie en el restaurante de José.

Acababan de dar las seis y el hombre sabía que sólo a las seis y media empezarían a llegar los parroquianos habituales. Tan conservadora y regular era su clientela, que no había acabado el reloj de dar la sexta campanada cuando una mujer entró, como todos los días a esa hora, y se sentó sin decir nada en la alta silla giratoria. Traía un cigarrillo sin encender, apretado entre los labios.

—Hola reina —dijo José cuando la vio sentarse. Luego caminó hacia el otro extremo del mostrador, limpiando con un trapo seco la superficie vidriada.

Siempre que entraba alguien al restaurante José hacia lo mismo. Hasta con la mujer con quien había llegado a adquirir un grado de casi intimidad, el gordo y rubicundo mesonero representaba su diaria comedia de hombre diligente. Habló desde el otro extremo del mostrador.

Explicación:

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