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Los cristianos celebramos la Pascua de Jesús Crucificado-Resucitado, tiempo por excelencia de espiritualidad, trascendencia y esperanza. Desde la fe en Jesús Crucificado-Resucitado se manifiesta lo que significativos pensadores y filósofos de todos los tiempos, como los de nuestra época contemporánea- incluidos no creyentes ni cristianos-, han reflexionado y anhelado en apertura a dicha fe y experiencia religiosa. Es la filosofía, razón y conocimiento o ciencia (sabiduría) que se abre a la trascendencia, el pensamiento que, para ser verdadero, se trasciende en la realidad e historia a la búsqueda de más verdad, belleza y bondad. El principio-esperanza que anhela un futuro mejor, con más vida, dignidad y justicia liberadora con las víctimas, oprimidos y pobres de la historia.
El ser humano esta constitutivamente abierto a los otros, a la realidad e historia, anhela y busca más sentido, felicidad y plenitud. La inteligencia real, social e histórica se encuentra religada a la realidad, al mundo y a la historia que busca orientar, transformar y renovar desde los principios, valores o virtudes. Tales como la fe, la esperanza y el amor, el bien, lo verdadero y bello, la fraternidad, la paz y la justicia social-global con los pobres. Es la trascendencia y esperanza de que el sufrimiento y la injusticia no tengan la última palabra, que la vida, dignidad y justicia venzan al mal, a la opresión y la muerte.
La persona como tal trata de liberarse del conformismo y de la resignación ante cualquier mal e injusticia. Su razón, conocimiento e inteligencia se realiza en la vida y realidad, en la responsabilidad comunitaria, social y ética, en el compromiso por la defensa y promoción de la vida, de la dignidad y justicia liberadora con los pobres. La verdadera sabiduría, libertad y dinamismo del ser humano se efectúa en esta re-ligación con los otros y con la realidad, en el servicio responsable del amor fraterno, la paz y la justicia con los oprimidos.
Como se observa, lejos de evadirte y alienarte de la realidad, la verdadera trascendencia y esperanza te encarna y compromete por un mundo más justo y fraterno, en la lucha activa y pacífica contra toda injusticia, mal y opresión. La esperanza supone no resignarse ni conformarse con ningún orden o sistema injusto, no santificarlo. Ya que siempre hay que buscar esta trascendencia en el amor y la justicia con los pobres, más dignidad y vida. Es luchar u oponerse a toda idolatría y falsos dioses, como el poder y la riqueza, en la memoria de la justicia con las víctimas y oprimidos de la historia. No creer que se puede cambiar el mundo y la injusticia, como es el sistema capitalista actual, es negar esta esperanza y trascendencia que como se nos muestra en la Pascua de Dios en Jesús: vence a todo mal, muerte e injusticia; y nos da vida plena, eterna.
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