Respuestas
Los recaudadores tenían bajo su responsabilidad 40 casas cada uno; en el tiempo de cosecha de maíz, se contaban la mazorcas, dejando sólo una parte a las familias tributarias racionada para un año; lo mismo recaudaban productos como frijol, chile, mantas, oro, plata, pollos, cacao, miel etc., estas recaudaciones eran recogidas en periodos de 60 ó 90 días, según arreglos previos; los productos eran recogidos o llevados al cacique, y éste lo pasaba, según lo convenido, al encomendero español o al corregidor en turno.
Los tributos que se pagaban antes de la invasión española, más importantes eran mantas de diversos tipos, lienzos, plumas, madera de pino para las antorchas, esteras, canastos, vasijas, etc.; otros productos de importancia eran el maíz, pavos, cacao, tomates, chiles y sal, es decir, estos tributos en especie se dividían en perecederos y no perecederos; todos pasaron a la recaudación española.
Poco después de 1550, se aplicaron una serie de reformas sobre la confiscación de los pueblos; de encomiendas, favorable a la corona española, es decir, la metrópoli imperial; para ello el virrey encontró la forma de diferenciar los tributos fijados y destinados a la autoridad indígena y, los tributos pagados a la autoridad española. A propuesta del virrey, eliminaron los pagos de tributos en especie o mercancías, para que fuera sólo en dinero y maíz. A cada jefe de familia lo convirtieron en tributario, pagando una suma igual; poco a poco fueron eliminando el trabajo en común de las tierras, estableciendo una escala de salarios, para los funcionarios municipales indígenas; propusieron y acordaron la creación de tesorerías locales, en casi todas las cabeceras.
A cien años de la conquista, se aplicaron cuatro exacciones, es decir la exigencia del pago de un impuesto para usos específicos. La primera exacción la llamaron Medio Real de Fábrica, (1552), consistió en el pago precisamente de medio real, para cubrir los costos de la construcción de la Catedral Metropolitana, ésta recaudación estuvo a cargo de los administradores de dicha catedral; la segunda exacción fue en (1592) a cargo del virrey de Velazco, fue para asegurar o garantizar la producción de pollos que durante un tiempo hubo escasez, es decir, sustituyeron momentáneamente el pago de un real por un pollo, este tributo no tuvo éxito y fue abolido en el año de 1600; la tercera exacción o tributo lo llamaron Servicio Real, y consistía en pagar 4 reales por tributario para cubrir los gasto de la monarquía, es decir, el rey que seguía manteniendo una flota para la defensa de lo que ellos llamaban Las Indias, y el pago de este tributo se mantuvo hasta fines de la Colonia; la cuarta exacción fue llamada Medio Real de Ministros (1605), era para el pago de los costos de litigios indígenas, pagos judiciales, pagos de escribanos de los tribunales españoles, abogados, ministros de justicia, entre otros, éste impuesto también perduró hasta el fin de la conquista.
Al desarrollarse las comunidades, se fueron formando nuevas cabeceras-sujetos, surgiendo nuevas necesidades en el incremento de los ingresos y, para ello se formaron empresas comunales, que estaban bajo observación de los gobernantes y funcionarios de los pueblos; Chalco Atenco mantuvo grandes rebaños de ovejas, casas de ranchos y corrales desde el año 1570.
Parte de los ingresos y según registros financieros, éstos provenían de las tierras trabajadas, ya sea en común o en parcelas de diez varas, por los indígenas del pueblo, pero sin recompensa alguna; por los pagos de uno o uno y medio reales, en el caso de no tener plantaciones de 10 varas; por las rentas de las tierras a las comunidades españolas y mestizas; por la venta de tierras de las comunidades a españoles y mestizos; por negocios o comercios de la comunidad; por la agricultura y ganadería; por la renta de derechos de ventas en el mercado de la plaza, derechos de agua, etc.
Debido a las crisis agrícolas, los retrasos en los pagos se multiplicaban cada vez más y se generalizaba a los contribuyentes, los funcionarios españoles eran incapaces de comprender, que había tiempos buenos y malos y dependiendo de eso, había superávit o déficit; por lo regular la crisis agropecuaria, se debía a los excesos de lluvias o casos extremos de sequía, parecía que regresaba la normalidad, pero otra gran crisis sucedió en 1785-1786, de nuevo las cuotas no podían ser cobradas, el deterioro de vida y las necesidades de los pueblos, fueron ignoradas por los funcionarios e imperio español. En el siglo XVIII, los impagos se generalizaron en las jurisdicciones y pueblos de todo el valle; la crisis provocó que las deudas tributarias totales de la colonia llegaran a un millón y medio de pesos.