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Respuesta:
Las relaciones entre Occidente, el mundo árabe y el mundo islámico, han vuelto a
ocupar la centralidad en la agenda internacional que tuvieron en épocas pretéritas y que
habían perdido durante la etapa de la bipolaridad.
La aparición de 12 viñetas de Mahoma en el diario danés "Jyllands Posten" y
las reacciones que su publicación ha desatado en el mundo islámico ha sido entendida
por muchos observadores como parte de un mismo conflicto global.
Desde luego frente a las interpretaciones violentas de la yihad proclamadas por
los grupos políticos y religiosos islámicos más radicalizados, algunos gobiernos, como
los de Estados Unidos y Rusia, han recuperado las viejas doctrinas de la guerra
anticipatoria (preemptive war) o de la acción anticipatoria (preemptive action), con
objeto de gozar de una capacidad disuasora y, llegado el caso, desarrollar actuaciones
de carácter diplomático y militar frente a las actuaciones de los grupos
fundamentalistas árabes y/o musulmanes. Por otra parte, resulta evidente la
importancia que algunos países árabes y musulmanes poseen para el abastecimiento
energético de los países occidentales.
Aunque el conflicto parece nuevo (y en buena medida lo es ya que durante la
etapa de la bipolaridad parecía irrelevante), descansa, sin embargo, sobre bases
espirituales y emocionales profundas (culturales) de larga duración. Es decir, existen
un fronteras imperceptibles pero en cierto sentido irreductibles, que se remontan a
siglos atrás, y que, aunque no determinan necesariamente el futuro de las relaciones
políticas y culturales entre Occidente, el mundo árabe y el mundo islámico, sí las
condiciona aunque no sepamos aún muy bien con qué alcance, dirección y
consecuencias.
Resulta imposible ignorar que las interpretacion