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Explicación:
Antecedentes
Es así que desde el año 1993, un grupo de destacados y renombrados profesionales de la seguridad privada internacional, entre ellos Jim McInnis, gerente de seguridad de Occidental Peruana (OXY) y Carlos “Chuck” Fry, gerente de seguridad de Southern Perú, promueven programas de certificación profesional de la “Sociedad Americana para la Seguridad Industrial” para los profesionales nacionales dedicados a la seguridad privada. Inicialmente en las empresas de origen y posteriormente en otras, todas necesitadas de cubrir las vitales necesidades del momento. Cabe recordar que Carlos “Chuck” Fry, tiene el privilegio de haber sido reconocido Profesional Certificado en Protección (CPP) de por vida, por su contribución al sector de la seguridad industrial internacional y nacional.
Entre los primeros asociados nacionales podemos citar a Héctor Chiesa y Guillermo Quintana (Southern), Dante Vargas, Luisa Beleván, Zenón Gálvez, Edwars H. Jahncke, Gonzalo Mass, Guillermo H. Spelucín H. y Jorge Contreras (Occidental Peruana); Leo Camacho (Camino Real); Wilson Gómez Barrios Rincón y Aldo Schwarz (Forza SA., posteriormente Securitas); Jorge La Rotta (Duque SA), Aldo Gonzalo Tang Figueroa y Jorge Locatelli Román (Centro Internacional de la Papa), Juan Medina Ramos (IPEN), Jorge Meza (MAPLE Gas Corp. Perú), Luis Cueva (Telefónica del Perú) , Gonzalo Rojas-Bonilla (Shell Perú) y Ronald Mejía (inicialmente OXY, posteriormente ALL Security S.A.
vigilancia
Introducción
IntroducciónLos primeros años de los 90s en el Perú constituyen el inicio de una década singular en cuanto a “Seguridad Privada”, debido a que las expresiones de violencia política de dos principales grupos terroristas, el Partido Comunista del Perú “Sendero Luminoso” y el “Movimiento Revolucionario Tupac Amaru“ MRTA, alcanzan su máxima expresión en Lima. Su accionar en el interior del país desde los primeros años de los 80s fue creciendo hasta llegar a un punto en el año 1992, en que se llegó a capturar a los principales líderes , sin embargo las acciones de violencia continuarían casi hasta el final de la década.
IntroducciónLos primeros años de los 90s en el Perú constituyen el inicio de una década singular en cuanto a “Seguridad Privada”, debido a que las expresiones de violencia política de dos principales grupos terroristas, el Partido Comunista del Perú “Sendero Luminoso” y el “Movimiento Revolucionario Tupac Amaru“ MRTA, alcanzan su máxima expresión en Lima. Su accionar en el interior del país desde los primeros años de los 80s fue creciendo hasta llegar a un punto en el año 1992, en que se llegó a capturar a los principales líderes , sin embargo las acciones de violencia continuarían casi hasta el final de la década.Las principales modalidades de violencia política y delincuencial eran los “ataques armados” a empresas, el “asesinato selectivo”, la “destrucción de campamentos”, el “robo de materiales” para emplearlos en actos de violencia, los “ataques explosivos” de los “coches bomba”, “ataques con explosivos menores y granadas”, el “secuestro” y otras acciones especiales como lo fue la “toma de la residencia del embajador Japonés” en el distrito de San Isidro por el MRTA entre los años 1996 y 1997.
IntroducciónLos primeros años de los 90s en el Perú constituyen el inicio de una década singular en cuanto a “Seguridad Privada”, debido a que las expresiones de violencia política de dos principales grupos terroristas, el Partido Comunista del Perú “Sendero Luminoso” y el “Movimiento Revolucionario Tupac Amaru“ MRTA, alcanzan su máxima expresión en Lima. Su accionar en el interior del país desde los primeros años de los 80s fue creciendo hasta llegar a un punto en el año 1992, en que se llegó a capturar a los principales líderes , sin embargo las acciones de violencia continuarían casi hasta el final de la década.Las principales modalidades de violencia política y delincuencial eran los “ataques armados” a empresas, el “asesinato selectivo”, la “destrucción de campamentos”, el “robo de materiales” para emplearlos en actos de violencia, los “ataques explosivos” de los “coches bomba”, “ataques con explosivos menores y granadas”, el “secuestro” y otras acciones especiales como lo fue la “toma de la residencia del embajador Japonés” en el distrito de San Isidro por el MRTA entre los años 1996 y 1997.El Estado sin embargo a pesar de esta violencia propició proyectos de inversión privada como medio para recuperar al país de la recesión impuesta por la violencia. Los tiempos demandaban en las ciudades y al interior del país, una seguridad privada especializada en protección de personal y propiedades, protección de planta y operaciones, ya que el esfuerzo de las fuerzas de seguridad publica estaban orientados al terrorismo.