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Respuesta:
En las sociedades basadas en la presunción de desigualdad se genera una estructura jerárquica aceptada-- que ni siquiera los miembros relegados a los niveles inferiores ponen en entredicho --y, por lo tanto, no se plantea la necesidad de justificar la posición de los subordinados en función de alguna característica específica que los haga menos meritorios que el resto.
Sin embargo, a medida que las sociedades van asumiendo un mayor compromiso con los principios de la libertad y la igualdad-- como consecuencia de la difusión, especialmente en el mundo occidental, de ideas antaño revolucionarias sobre la igualdad de derechos para todos --suele atribuirse a los grupos a los que sistemáticamente se les niegan sus derechos lo que Fredickson describe como "alguna deficiencia extraordinaria que hace que no sean totalmente humanos". Es decir, el racismo surgió como resultado de la contradicción entre los principios igualitarios y el trato excluyente de determinados grupos étnicos: el rechazo de las sociedades con estructuras jerárquicas orgánicas trajo consigo la necesidad implícita de justificar el sometimiento de ciertos grupos a condiciones de servidumbre, de separación forzada del resto de la sociedad o de marginación en guetos. A partir de finales del siglo XVIII, a medida que el racionalismo ilustrado empezó a sustituir a la fe y la superstición como fuente de autoridad, los dictámenes de la ciencia se convirtieron en el método preferido para reconciliar las diferencias entre los principios y la práctica. Inevitablemente, en las sociedades en las que ha habido una discriminación sistemática de determinados grupos raciales se ha tratado de justificar esa política con argumentos científicos
Explicación:
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