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Respuesta:
Basado en un hecho real, la autora habla sobre los tiempos difíciles en Colombia, en medio de una guerra que a veces parece escondida y otras más visible. El protagonista de la historia es Juan, que vive con su abuela en la ciudad de Bogotá desde que sus padres murieron
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Los personajes de la obra Los agujeros negros son: Juan, quien es el protagonista, su abuela, Violeta, quien funge como su mejor amiga de Bogotá, Campana, hace de su mejor amiga del Bosque de Niebla y la tía Rosa, quien es la vez su madrina.
Los agujeros negros es una novela de la escritora Yolanda Reyes. En ella se cuenta la historia de Juan, un niño de siete años que ha perdido a sus padres y que necesita conocer la verdad. Por eso, se lanza a una búsqueda que lo llevará hasta el corazón del bosque y de su propia historia. Esta verdad se irá imponiendo, poco a poco, pese a las resistencias de una abuela que, para protegerlo, oscila entre el cuidado amoroso y la sobreprotección.
La acción transcurre entre Bogotá y San Juan de Sumapaz (Colombia en ambos casos). Por las noches, Juan, preso del miedo, intenta reconstruir los agujeros negros de sus recuerdos. Trata infructuosamente de recrear los acontecimientos sucedidos desde que vio a sus padres por última vez.
El relato, a cargo del protagonista, va contando el miedo que provocan en Juan los “los agujeros negros”. Estos son los retazos de la memoria incompleta que tanto lo angustian, empiezan a desvanecerse a partir del momento en que puede reencontrarse con el pasado. Este reencuentro se da de la mano de los testimonios de quienes conocieron a sus padres. Tíos, madrinas, conocidos de la pareja y sus dos amigas (Campana y Violeta) constituirán la red de ayudantes para que Juan vaya resolviendo su propio enigma.
Los agujeros negros fue originalmente publicada en la colección Derechos del Niño, por Alfaguara y UNICEF, en 2000. En el cuento Yolanda Reyes, usando un lenguaje sencillo pero al mismo tiempo poético, se hace cargo de narrar la orfandad padecida por cientos de niños colombianos producto de la violencia. Esta es la misma violencia que ha azotado al país por décadas. De igual manera, la escritora apela al compromiso de los lectores para que la letra de la Declaración Universal de los Derechos del Niño se traduzca en hechos concretos, porque las cosas “tienen que cambiar”, como decía la mamá de Juan en la novela.
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