Respuestas
. La
historia del Trigo en Colombia ha estado relacionada directa o indirectamente con Estados
Unidos y el diferencial en la producción que
existe entre los dos países. En 1930, debido
a los subsidios e incentivos, así como al alto
grado de industrialización de la agricultura,
la producción de granos en el país norteamericano comenzó a exceder ampliamente
la demanda interna. Esta sobreproducción se
desarrolló especialmente durante la “Guerra
Fría” periodo en el cual se aprueba la ley pública 480 de 1954, mediante la cual se aprobaron grandes donaciones de trigo y otros
cereales a países subdesarrollados. Estados
Unidos utilizó las donaciones para ganar aliados y al mismo tiempo se deshizo de la sobreproducción agrícola (Bejarano, 1989; Afanador, 2008).
La anterior medida tuvo un impacto profundo
sobre la producción agrícola, la alimentación
y la economía de los países receptores, entre
ellos Colombia. Desde 1946, el índice de consumo de trigo en el país se incrementó a 14
kilos por habitante, reemplazando parte de
los productos tradicionales como el maíz, y
creando la necesidad de importar trigo para
satisfacer la nueva tendencia de consumo interno (Yepes, 1948, Adams y Mancini, 1964).
Afanador (2008) reporta que el trigo importado pasó de 22% en 1950 a cerca del 90% en
1971. En 1973, el país tiene un consumo de
480.000 toneladas de las cuales solo se produjeron 60.000 e importaron 420.000 toneladas por un valor de 71,4 millones de dólares
(U.S. 173, valor CIF de una tonelada) (Zapata
et al., 1974). La harina de trigo y el trigo representaron en promedio, el 56% del valor
de todos los productos importados desde Estados Unidos (Adams y Mancini, 1964; IICA,
1967; Zapata et al., 1974).
Entre 1950 y 1974 la tasa de producción de
trigo en Colombia presentó una disminución
de -3,6% por año, el cual es uno de los más altos en la región (Valderrama, 1976). Para esta
época, la mayoría de los cultivos se concentraban en las tierras altas de clima frío, donde el trigo competía con la cebada, la papa, el
maíz y la producción de leche; Cundinamarca
suministraba un promedio de 30 al 40% del
total de la producción nacional, Boyacá cerca
de un 30% y Nariño del 20 al 30% (Adams y
Mancini, 1964). La progresiva disminución en
el área sembrada ocasionaría desequilibrios
en los modos de ingreso familiar en estas
regiones, estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE,
1974) indican que, en promedio, cada hectárea cultivada empleaba 28 jornales.
En 1974, se sembró solo el 31% de lo sembrado en 1950, y el 25% con respecto a 1955
(Trujillo et al, 1990). Aunque la producción ha
descendido, este fenómeno no es tan marcado debido a los aumentos en la productividad,
enmarcada en el contexto mundial de la Revolución Verde, donde el cultivo de trigo pasó
de producir 0,68 t.ha-1 en 1950 a 1,6 t.ha-1 en
1986 (Adams y Mancini, 1964; MADR, 2017).