7. En las líneas punteadas anote la categoria que corresponda SUSTANTIVO O ADJETIVO Los gordos están mal vistos en nuestra sociedad. La nueva moda de llevar sombreros negros no me gusta Un hombre boliviano entro en mi casa Lo nuevo no es siempre lo mejor... Resistía el fuerte viento azotándolo en la cara... Dos ladrones encapuchados fueron atrapados por la policia......​

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Respuesta dada por: luisezequieltoaza
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No es casualidad que Panofski (1962), que usa el sombrero de copa para la distribución de luz y sombra en la refracción luminosa, tome como modelo de análisis iconológico el acto de sacarse el sombrero. Después de haber descrito los distintos niveles de significado que caracterizan el destocamiento –primario o natural; secundario o convencional; intrínseco o de contenido- lo transfiere “de la vida cotidiana a una obra de arte” (Panofski. 1962 : 33). Hay concordancia de objeto: el sombrero es un componente esencial de aquel arte decorativo que es el savoir-faire e vivre (!el dandy, reflejado en el marco de su espejo en corbata y sombrero no tenía ciertamente necesidad de pintar!), y de método: del tocado se da una iconografía y una iconología, en cualquier caso una semántica.

De ser así, por principio semiótico, a esta prenda no deberíamos representarla como aislada, sino en relación con otros adornos de cabeza presentes o ausentes, simultáneos o sucesivos a los que se aproxima, se impone u opone (sombreros – pelucas, supremo objeto barroco (Huizinga 1973) y coletas (Gombrich 1971), además de cuellos, corbatas y del estilo) o hace de soporte (alhajas, joyas, plumas, cintas, copos, galones de grado). Y documentar la evolución, que a veces es una rotación de los posibles (Barthes). A otros dejaremos el honor y el cargo, nos atenemos aquí a la reconocible función retórica y pasional del sombrero.

Por su morfología, el sombrero (la variedad de las copas, cintas o bandas; la interminable combinatoria de la curvatura de las alas, etc), por el modo de aplicación (la comodidad del sombrero blando echado hacia atrás, la desenvoltura en que se inclina hacia un lado, el aire decidido que da calarlo hasta los ojos), y por su color, el sombrero es un transformador de la forma y el significado de la cabeza. Estos tropos son otros tantos significantes cuyo significado lo constituyen el rostro y la silueta del cuerpo.

El sombrero es un dispositivo fisionómico: hay retratos que no logramos imaginar sin ese «honor en la frente» (como la barba sería «el honor del mentón»). En efecto, el sombrero es una prótesis -separable y manipulable - ¡¿dónde no posarlo?!- del cuerpo en su lugar más significante -la parte superior, la frente, de su parte superior, la cabeza-, encuadre del rostro que se ve y la mirada que lo contempla. Puede llevar incorporada una visera o una celada: aguzar la mirada, protegerla o esconderla; entre los raros sombreros de la iconografía de Cesare Ripa (1599-1601) sólo el “Espía” con su manto salpicado de lenguas, ojos y orejas – !tanto de sombrero, como de ojos!- lleva el ala tan baja que le oculta la mirada. Mientras que cappello (it.), chapeau (fr.) chapéu (port.) vienen del latín Caput, el sombrero (esp.) proviene de umbra, sombra.

A la sombra de su Stetson, John Ford diría: “un hombre se reconoce por el sombrero que lleva”. El director norteamericano estaba en sintonía con Balzac, para quien de un hombre “la sola historia jeroglífica de su sombrero, a condición de saber descifrarlo, nos podrá decir alegóricamente todo sobre él” (Balzac 2011). Una operación semiótica que a las funciones de cubrimiento y protección añade las de significado colectivo: el sombrero ejemplifica los rasgos del status de quien lo lleva, o la falta de este, connota su singularidad en la manera de llevarlo o utilizarlo, pero es también parte de un dispositivo expresivo de relaciones interactivas.

Dado que el hábito hace al monje –!hoy está de moda la capucha!- y entre todas las alquimias identitarias de los caracteres individuales y colectivos, el cubrecabezas se convierte en signo de su función: un rompecabezas estilístico, semántico y social. Caracteriza las líneas generales del cuerpo social y los rasgos del carácter. En efecto, existen tantos sombreros posibles como tantos estatus y roles sociales, en especial si una comunidad se distingue de otras, como el shtreimel judío y jerarquías internas muy marcadas (las instituciones totales como el ejército, la escuela, la fábrica, etc).

Como prótesis de la cabeza, prolongación vertical de la extremidad del cuerpo, el sombrero señala valor social y manifiesta dignidad. Para Mallarmé el sombrero cilindro era “Signo – quién sabe –solemne de superioridad y, en consecuencia, institución estable”. Portador de sentido por ende de dirección, el sombrero es semióforo, pide respeto e indica una voluntad y una energía: «prendere cappello» (en italiano, ofenderse, enfadarse), «attacare il cappello al chiodo» (literalmente «colgar el sombrero del clavo») quiere decir renunciar a un proyecto, cuando se renuncia a bellas esperanzas por algo más conveniente o cómodo.

Gracias

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