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Combinando imágenes, cuerpos y objetos a través de la fotografía, la escultura o el vídeoarte, Filip Custic ha construido un lenguaje a caballo entre el clasicismo y la contemporaneidad. Autor de la imagen del planetario éxito de Rosalía, 2019 ha sido el año de su consagración, con dos exposiciones monográficas –en la Térmica y la Fundación César Manrique– que lo sitúan como referente artístico de la era digital.
En solo ocho años, tras su llegada a Madrid en 2011 desde su Tenerife natal, Filip Custic (1993) ha construido una sólida carrera artística que reúne fotografía, performance, escultura y videoarte. Sus inicios en el mundo de la moda, como fotógrafo de las colecciones de Palomo Spain, Gucci , Camper o Louboutin, mostraban ya a un artista original para quien las imágenes son ‘cuadros virtuales’ con un fuerte componente pictórico, en el que el protagonismo de los objetos se combina con una cuidadísima edición digital. Su reconocimiento internacional llegó a finales de 2018, con el exitoso lanzamiento del disco de Rosalía, El Mal Querer, para el que Custic creó un particular universo visual, interpretando cada una de las canciones con imágenes que combinan surrealismo, hiperrealismo y posmodernismo. Aunque expertos como Belinda Martín, comisaria de la exposición de La Térmica, lo enclavan en el metamodernismo, la combinación de clasicismo y contemporaneidad, y lo califican de ‘alquimista de la modernidad’, Custic ha creado su propio ismo, el objetismo, la transformación del ser humano en objeto, y se refiere a la patafísica, la ley que rige la excepción, para describir un lenguaje tan expresivo como personal.
Explicación:
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