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llama revolución neolítica a la primera transformación extremista de la manera de vida de la raza humana, que pasó de nómada a sedentaria, al concretarse una economía productora basada en la agricultura y la ganadería.
C.) como contestación a la crisis climática que se crea en el principio del Holoceno, tras la última glaciación, y que, en términos involucrados con la narración de la cultura, corresponde al paso del lapso Paleolítico (piedra tallada) al Neolítico (piedra nueva), y de allí su nombre. En primera instancia, los cambios provienientes de señalarse perjudicaron a una extensa región que, gracias a su aspecto en el mapa, ha recibido el nombre de creciente fértil o media luna fértil,[2] incluyendo a partir de la parte de Egipto del valle del Nilo hasta Mesopotamia (el territorio entre los ríos Tigris y Éufrates), y además pasando por la franja costera del Levante mediterráneo y la zona montañosa del sureste de la de hoy Turquía. En esta región, los sitios donde se han encontrado las pruebas arqueológicas más viejas de neolitización, o sea, de la sustitución de la roca tallada por la roca pulida para la fabricación de armas y herramientas, no proceden justamente de las llanuras aluviales de los gigantes ríos, sino de yacimientos situados en una región más estrecha alrededor de ellos (Jericó o Chatal Huyuk). Ello no posee nada de extraño, debido a que en las llanuras aluviales del Nilo, del Tigris, y del Éufrates, la roca es más poca.
Las pruebas históricas y arqueológicas presentan que antes a la revolución neolítica, los humanos generalmente no mostraban signos ni indicios de patologías crónicas y que, coincidiendo con el desarrollo de la agricultura y la integración de los cereales en la dieta, se produjo una secuencia de secuelas negativas sobre la salud, muchas de las cuales continúan presentes actualmente.[3][4] Entre ellas cabe resaltar diversas deficiencias nutricionales, como por ejemplo la anemia ferropénica, los trastornos minerales que están afectando tanto a los huesos (osteopenia, osteoporosis, raquitismo) como a los dientes (hipoplasias del esmalte dental, caries dentales), y además una alta incidencia de trastornos neurológicos, así como las patologías psiquiátricas, la obesidad, la diabetes tipo 2, la ateroesclerosis, y otras patologías crónicas o degenerativas.[3][4][5] Algo semejante podría haber ocurrido con animales que fueron evolucionado al mismo tiempo al hombre, conviviendo y compartiendo los cambios en los hábitos alimenticios, como los perros y los gatos domésticos
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si por que había algo kskskskskksks