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Respuesta:
Mientras estaban en cautiverio, los judíos que seguían fieles lloraban junto a los ríos de Babilonia. Por causa de su pena no podían cantar los cánticos de Sión, pues sus corazones anhelaban volver a la tierra prometida y a su ciudad santa.
Pero ¿cómo volver? Estaban cautivos en la poderosa Babilonia. Sin embargo, el Señor gobierna en los cielos y cuida de sus elegidos, y por eso, iba a proporcionar la manera para que los fieles de Judá retornaran a Jerusalén y reconstruyeran el templo y la ciudad.
El Señor había preordinado a una persona para hacer posible el retorno de los judíos. Esta persona no era de la casa de Israel, pero a pesar de ello, El la había elegido antes de que naciera para bendecir a la casa de Israel. Su nombre fue Ciro, conocido en la historia como Ciro el Grande.
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