Qué importancia le da a la difusión de las ideas en el proceso revolucionario relacionado con el plan de alfabetización cubano
Respuestas
Respuesta:
Explicación:
En enero de 1959 triunfó la Revolución Cubana.
Hoy se ve perfectamente claro: sin la Revolución no
podría haberse llevado a cabo la epopeya de la
alfabetización. Tras el triunfo revolucionario se trabajó
por cumplir el programa del Moncada. El proceso
histórico que se bosqueja confirma como no fue una
casualidad el hecho de que el tema educacional ocupara
un lugar sustancial en el programa liberador del Moncada,
y que en él se detuviera con particular énfasis, Castro
F en La Historia me absolverá, su alegato de autodefensa
en el juicio por los acontecimientos del 26 de Julio de
1953. Precisamente, uno de los tópicos centrales del
documento sería la crítica al estado de crisis en que se
encontraba la educación nacional y la propuesta de una
política educacional que tendría por centro la dignificación del magisterio nacional, la reforma integral del
sistema de enseñanza y la lucha contra el analfabetismo.
El bajo nivel educacional de la población –al igual
que su deficiente salud– era un fuerte obstáculo al
RESUMEN. En este artículo se hace un recuento
valorativo del proceso de alfabetización cubano desde
1959 hasta 1961. Se introduce la concepción de cuatro
etapas y el de movimiento educacional de masas de la
alfabetización. El trabajo revela la naturaleza políticopedagógica de la Campaña Nacional de Alfabetización
y los aportes a las ciencias de la educación. Los
numerosos datos y análisis valorativos de cada una de
PALABRAS CLAVE: analfabeto, alfabetizador, campaña, cartilla, manual.
las etapas y del proceso en general permite identificar
la función desempeñada por los protagonistas: alfabetizador y analfabeto, educador, organizaciones políticas
y de masas, la familia cubana, el pueblo en general, y el
liderazgo político. Constituye un material para profundizar
en la naturaleza del socialismo cubano y el desarrollo
de la ideología marxista y la importancia de las
personalidades históricas en el avance de la Revolución.
desarrollo nacional y, sobre todo, a la incorporación
consciente y organizada de las grandes mayorías al
proceso revolucionario. El estado caótico de la educación
al triunfo de la Revolución puede apreciarse por medio
de elocuentes datos: el 50 por ciento de los niños en
edad escolar –unos 800 000–, no asistían a las escuelas.
Solo existían 170 000 aulas, cuando se necesitaba el
doble, y las escuelas estaban ubicadas en las zonas
urbanas o semiurbanas. La enseñanza secundaria estaba
limitada a una veintena de centros ubicados en las
grandes ciudades y pueblos. Existían 500 000 alumnos
de la enseñanza primaria desfasados por su edad con el
nivel y, de ellos, 200 000 eran mayores de 12 años. La
educación de adultos se reducía a 304 escuelas
nocturnas, en las que solo estaban matriculados 2 965
alumnos. En un país eminentemente agrícola, solo
existían las seis granjas-escuelas creadas en 1909, con
una matrícula cercana a los noventa alumnos. En la
enseñanza tecnológica existía un centro que formaba
técnicos medios, el resto –unos 17–, graduaban obreros
calificados.
El censo de población realizado en 1953 (Tabla 1), a
pesar de sus limitaciones,* reflejaba los contrastes del
desarrollo desigual del país. Mientras en las áreas urbanas
solo el 11,6 por ciento de las personas eran iletradas, en
el campo este índice llegaba al 41,7 por ciento. En el
territorio de las actuales provincias orientales, el 35,3
por ciento de los pobladores no sabían leer ni escribir y
en Pinar del Río carecían de esa instrucción elemental el
30,3 por ciento de los habitantes.1
En general, de cada
cuatro cubanos, uno era analfabeto, y el nivel de los
restantes no rebasaba los primeros tres grados primarios.