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Algunas veces Dios altera nuestra comodidad y su objetivo es enseñarnos para llevarnos a nuevos niveles de crecimiento, fe, madurez, etc. Veamos el camino de Israel de la cómoda bendición a la prueba, según Éxodo 15:27 – 16:1.
“Y llegaron a Eim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas. Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto”.
Después de endulzar las aguas amargas de Mara, Dios lleva a su pueblo a Elim. La palabra “Elim” tiene varios significados: palmeras, árboles frondosos. De hecho la Biblia nos dice que tenía setenta palmeras y doce fuentes de agua, fue entonces un lugar de provisión, alimento, descanso y abundancia. Lugar que nos recuerda que aunque el hijo de Dios tenga que pasar por un desierto, el Señor no lo desamparará.
El versículo siguiente (Éxodo 16:1) nos dice que Israel llega al desierto de Sin. El nombre “Sin” significa: arbusto. Lodo. Arcilla. En primer lugar vemos que el paisaje que tenían por delante era arena y arbustos.
Ante estos panoramas difíciles de la vida, es necesario mirar con los ojos de la fe, pues allí estaba el desierto, pero adelante estaba la tierra de la abundancia a donde Dios los quiere llevar.
El lodo y la arcilla nos recuerdan que Dios es nuestro Alfarero, y que somos barro en sus manos, él quiere formar en nosotros su carácter, por eso va a usar muchas circunstancias, personas y aún pruebas o dificultades para que cada día seamos más como él.
Israel viene de Elim (figura de bienestar, provisión) a Sin que representa lugar de formación, y transformación del carácter. ¿Cómo reaccionamos cuando estamos siendo probados por Dios? La biblia nos dice que Israel murmuró (Éxodo 16:2) contra Moisés y Aarón en el desierto.
Es necesario fortalecer nuestra fe en Dios, y decidir más bien adorar en lugar de murmurar y quejarnos. Israel fracasó en éste camino precisamente por murmurar contra Dios y su voluntad. Al adorar podemos ver la grandeza y poder de Dios por encima de la dificultad, podemos ver también sus propósitos, y por tanto podremos descansar en sus manos. Él sabe lo que hace.
Conclusión: Dios es bueno, y ésta verdad no debe ser sólo un conocimiento en nuestra mente, sino un fundamento de vida en nuestro corazón, de ésta manera no murmuraremos contra él ni contra su camino, más bien tomaremos fuerzas en él para continuar y en el proceso entenderemos su buena, perfecta y agradable voluntad. Él siempre sabe a dónde nos lleva.
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