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El poblamiento de América es el proceso de dispersión de la especie humana en el continente americano. Los estudios científicos afirman que los seres humanos no son originarios de América, y está claro que fue poblada por humanos provenientes de otros lugares. La evidencia paleoantropológica y genética apoya la hipótesis según la cual los primeros pobladores de América procedían de Siberia, el extremo noreste de Asia.
Los continentes de Asia y América están separados por el mar. Entre el Cabo Dezhnev, en Siberia, y el Cabo Príncipe de Gales, en Alaska, hay un paso marítimo que se conoce como el Estrecho de Bering y mide un poco más de 80 kilómetros. A la mitad de este estrecho hay dos islas, la Gran y la Pequeña Diomede. En esta parte, entre los meses de noviembre y junio, se forma una capa de hielo que forma un "puente" entre Asia y América. Aunque este paso es riesgoso por las fuertes tormentas que allí se dan y la fragilidad del hielo en ciertas áreas, es posible atravesarlo a pie y navegando. Hace más de 10 mil años era aún más factible cruzar por ahí que actualmente, porque esa zona estaba cubierta por un grueso manto de hielo, debido a una serie de periodos de miles de años durante los cuales en las altas latitudes y en las montañas altas de las latitudes bajas de nuestro planeta se desarrollaron inmensos casquetes de hielo que sucedieron en la Tierra. Se cree que hace 60 mil años comenzó la migración de Homo sapiens sapiens (la especie del ser humano moderno) de Asia a América. El avance fue lento, en el actual territorio de México hubo seres humanos hace unos 35 mil años y en el extremo sur, en la Patagonia, hace 12 mil.
Desde el punto de vista de la teoría del poblamiento tardío, los paleoamericanos entraron en el continente durante la última glaciación, cuando fue posible el paso hacia el Nuevo Mundo a través de Beringia (el istmo que actualmente está ocupado por el estrecho de Bering). Esto sucedió entre 15 000 y 14 000 años a. C. Por otro lado, la teoría del poblamiento temprano afirma que los humanos llegaron a América mucho antes, y está basada en el descubrimiento de restos cuya datación por carbono 14 da una antigüedad mayor que 14 000 años a. C., algunas investigaciones recientes llevan esta fecha a hace unos 33 000 años.1 A la investigación paleoantropológica se suma la información genética, que ha servido para reforzar algunas conjeturas sobre el origen de los americanos. Se estima que la mayor parte de los indígenas americanos son descendientes de un grupo proveniente del noreste o del oriente de Asia. Los pueblos de habla na-dené son descendientes de una segunda ola migratoria que se estableció en el norte de América, mientras que los esquimales llegaron al continente en un flujo migratorio más reciente.2
Después de que los paleoamericanos entrasen en el continente, el paso de Beringia fue cubierto nuevamente por el mar, de modo que quedaron aislados por tierra del resto de la humanidad. Salvo la ininterrumpida comunicación entre esquimales y paleoesquimales de Alaska y Siberia y el caso de unos breves asentamientos vikingos en América, en la costa de Canadá y Groenlandia, no hay pruebas concluyentes que respalden un contacto transoceánico entre la América precolombina y el resto del mundo.
Tras el contacto colombino se plantearon variadas conjeturas para explicar el origen de los indígenas americanos, por ejemplo, recurriendo al mito de la Atlántida o de las tribus perdidas de Israel. El avance de la investigación científica permitió demostrar que no había relación material entre el origen de los amerindios y esas creencias, por lo que esas antiguas hipótesis quedaron descartadas