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Había una ves un hombre ciego que con su perro guía emprendía todos los días sus actividades diarias, y como este hombre se encontraba solo (sin familia, ni esposa, ni hijos) el confiaba en su fiel amigo para ayudarlo en mayoría de sus ocupaciones, especialmente al salir de la casa a la calle.
todos los días salía este hombre a comprar su mandado, pagar sus cuentas o a pasear por el parque.
de forma que su vecino lo veía ir y venir de su casa con completa facilidad.
hasta que un día la curiosidad del vecino lo superó y se decidió por preguntarle a este su vecino ciego junto con su saludo cordial como es que con tanta confianza lograba ir y venir en esta no pequeña ciudad en la que vivían.
y al escuchar la pregunta del vecino este hombre ciego no supo más que contestar más que " mi perro es muy fiel e intuitivo más que solo ver cosa que yo no puedo también logra sentir cosas que ni personas que si ven pueden sentir en su mente lo único y más importante es el velar por mi bienestar y ayudarme mientras que yo ponga de mi parte por estar atento a las señales que el me dará aunque sean en forma sutil como yo ya lo conozco y pongo mi confianza en el logro percibir esas señales y atender a ellas no tengo porque preocuparme"
y al oír lo que este hombre ciego decía el vecino comprendió que así como este hombre confiaba en su perro sabiendo que no le fallaría en cuanto el le pusiera la debida atención así los creyentes hacen con el espíritu santo para vivir sus vidas buscando guardar su santidad en medio de este mundo de tinieblas.