Respuestas
Respuesta:
democracia vive momentos difíciles que tienen que ver con las malas prácticas, la corrupción y el condicionamiento de la decisión pública por fuerzas incontroladas que obedecen al nuevo orden (o, más bien, desorden) económico global. De manera gráfica y deliberadamente exagerada, una vez perdida su verdadera libertad de decidir, los políticos tienden a asemejarse a lo que serían meras marionetas movidas por su propia vanidad. De algún modo, los Gobiernos democráticos de Occidente "escriben sus leyes al dictado". En efecto, para hablar de democracia y de elecciones libres se necesitan opciones políticas identificables como tales (el pluralismo ha sido reducido de manera violenta por las consecuencias económicas de la globalización) y candidatos que representen opciones ideológicas diferenciadas. Las elecciones suponen, si se nos permite la simpleza, posibilidad de elegir entre alternativas ciertas.
Los casos de corrupción que proliferan por doquier y las dificultades de los partidos políticos para dar cumplimiento al mandato constitucional de estructura interna y funcionamiento democrático, así como la oscuridad en su financiación, completan un panorama donde se multiplican las dudas y se difuminan las que otrora fueron certezas.
Todo ello se traduce en una realidad: los ciudadanos no estamos contentos con la ejecutoria de los poderes públicos y nuestra principal herramienta para invertir este panorama tan desolador, por más que en demasiadas ocasiones no se aprecie así, consiste en ejercer el derecho fundamental de todos los ciudadanos del mundo: el derecho de sufragio o de voto.
El objeto principal del presente estudio es abordar, en sus perfiles generales básicos, la compleja problemática de este derecho que presenta dos vertientes diferenciadas, a la par que conectadas: la subjetiva (se trata de un derecho de ejercicio individual e indelegable) y la objetiva (es algo más que un derecho subjetivo, por su enorme relevancia práctica como instrumento decisivo en la continuidad del sistema institucional previsto en nuestra norma suprema y en los textos constitucionales de otros países, en los que incluso se ha instaurado la obligación del voto).
Explicación:
El derecho de sufragio es un elemento arquitectural básico de la cláusula constitucional de Estado democrático. Es un derecho subjetivo y también una pieza clave del Estado democrático, en la medida en que, sin elecciones y sin derecho de sufragio, no es posible la renovación y la continuidad del sistema institucional sobre el que descansa una democracia.