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Respuesta:
Cuando usted saca la caneca de basura a la calle nunca se imagina lo que va a suceder después.
Claro que no. Su deber con el aseo termina en la puerta de su casa.
Pero allí es donde empieza todo el drama. El melodrama de los basureros en los extramuros de la ciudad.
Lo relatado en esta crónica transcurre en Cali, pero es igual en todas partes. Sólo cambian protagonistas y decorado. Y los buitres. Centenares de buitres, insaciables y siniestros.
El depósito de basuras de Cali está situado a la orilla del río Cauca. En otra época, el paisaje debió ser idílico, propicio para paseos románticos estilo María.
Hoy no es más que un tétrico muladar con nubarrones de humo que encapotan el cielo.
Los cerros de basura son del tamaño de una casa. La podredumbre que emana de allí haría desfallecer a quien no esté habituado a estos “aromas”, deleite de los buitres.
Pero la legión de mendigos y proletarios de la basura respira normalmente ese aire de inmundicia, porque en ese lugar transcurren la mayor parte del día