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Respuesta:
El estado y el poder del estado son fenómenos hipercomplejos y variables, y ninguna teoría o
perspectiva teórica por sí misma puede capturarlos completamente y explicar su dinámica estructural y estratégica. Además, a pesar de las tendencias recurrentes a cosificarlos como si estuvieran
afuera y por encima de la sociedad, el estado y el sistema político pertenecen a un conjunto más amplio de relaciones sociales. No podemos describir o explicar adecuadamente el aparato del estado,
los proyectos del estado y el poder del estado sin hacer referencia a su articulación diferencial con
este conjunto. Se reclama un tipo distintivo de orientación teórica que pueda dar cuenta no sólo de la
especificidad histórica e institucional del estado como una realización distintiva de desarrollo social
sino también de su rol como elemento importante dentro de la estructura y la dinámica global de las
formaciones sociales. En este artículo se apuesta por un enfoque que se refiere al estado en términos “estratégico-relacionales”. Ello nos permite explorar la naturaleza del poder del Estado como la
condensación material de un equilibrio siempre cambiante de fuerzas políticas. Explicitado por primera vez por el teórico político griego Nicos Poulantzas1, tal enfoque ha necesitado mucha elaboración. De hecho, el enfoque estratégico-relacional (en adelante EER), en su aplicación
teórico-estatal, podría ser descrito como el proceso de elaboración meta-teórico, teórico y empírico
de las implicancias que traen aparejadas las proposiciones iniciales de Poulantzas.
¿QUÉ ES EL ESTADO?
Ninguna definición del estado es inocente, porque, como sugiere el EER2, cada intento de definir
un fenómeno complejo debe ser selectivo3. Sobre los intentos de definir el estado, Bartelson comenta:
Si aceptamos que el concepto de estado es fundacional y constitutivo del discurso científico
político, no debería sorprendernos que no pueda ser sometido fácilmente a las prácticas de definición [por ej., acordando acerca de su significado y su referencia dentro de un contexto determinado de empleo y de acuerdo a criterios dados], ya que el término estado en sí mismo se presenta como un concepto positivo y elemental en las definiciones de otros conceptos igualmente centrales. Esto es lo que hace que su aclaración resulte tan urgente y a la vez tan difícil de lograr. Por lo tanto, y como consecuencia de su centralidad, el concepto de estado no puede ser
completamente determinado por el carácter de sus componentes semánticos o por sus conexiones inferenciales con otros conceptos. Es el concepto de estado el que reune estos compone en una unidad, y otorga significancia teórica a otros conceptos sobre la base de sus conexiones inferenciales y metafóricas con el primero, y no a la inversa4.
Los problemas de la centralidad y la ambigüedad –tal como han sido mencionados-, de la
Explicación: