• Asignatura: Matemáticas
  • Autor: ramirezmejiaisai
  • hace 1 año

Resumen general del capítulo 7 al 11
Libro: La selva de los numeros
Porfaaa :(
lo necesito unu
Doy corona :(​

Respuestas

Respuesta dada por: marcos123sarango
1

Respuesta:

Antes de que saliera el sol, varios

zumbidos conocidos despertaron a Tuga, que

pensó: «¡Caramba, en esta parte de la selva

todos se levantan pronto!»

Grupos de abejas salían de la colmena en todas las direcciones. La nubécula de insectos que

pasó por su lado cantaba una canción:

Zum, zum, zum,

Somos las más rápidas,

somos las mejores

en encontrar flores

de ricos sabores.

Zum, zum, zum.

Era imposible distinguir a la abeja con la que

había hablado el día anterior, de las muchísimas

que salían volando en todas las direcciones.

Además, por lo que se veía, ya no quedaba

ninguna por allí. Tal vez eso de contar, ordenar

y hacer otras cosas tampoco había convencido a

las abejas.  

Tuga echó a caminar hacia la charca, pero

en esto, oyó un ¡zum!

-¡Eh! ¿Adónde vas? -era la abeja de la noche

anterior, o lo parecía.

-A lavarme y a beber agua.

-Pues a ese paso, cuando llegues, la charca

va a estar seca.

-Muy simpática.

-¿Y de lo de anoche, qué? ¿Nos vas a enseñar a contar?

-No sé. Pensé que se les había olvidado.

-Ji, ji -rió con una voz burlona-. Las abejas

tenemos buena memoria y no olvidamos nunca.

Por cierto, ¿a que no sabes en qué se parecen

una tortuga y una piedra?

-Pues no.

-Pues en que las dos son duras, viejas y se

mueven poco. Ji, ji, ji...

Tuga no sabía qué era peor: si los chistes

malos o los zumbidos. Siguió caminando hacia

la charca, mientras la abeja iba y venía de un

lado a otro. Nuestra amiga se arrepintió de

haber parado en aquel sitio. Ahora tenía a una

insistente y molesta abeja pegada a su caparazón, que no se podía quitar de encima con sus

preguntas:

-¿Y qué es eso de contar?

-Y eso de contar, ¿qué es?

-Oye, ¿también eres lenta de oído?  

La tortuga no respondía. Andaba un poco

enfadada y, además, no estaba segura de que ese

bicho pequeño pudiera entender eso de los

números. Pero la abeja insistió tanto que Tuga

accedió a contárselo.

-Ya, ya lo entiendo -dijo la abeja al rato-.

Así que puedo contar de uno en uno o de diez

en diez. Y cada grupo de diez se llama decena.

Parecía mentira lo rápido que pensaba ese

bicho zumbón. Al poco tiempo había entendido

que una decena de decenas era una CENTENA.

Pero la abeja siempre encontraba algo con lo

que no estar de acuerdo:

-Pero no sé por qué has hecho grupos de

diez, o decenas. Podías haber contado igual con

grupos de doce o de quince.

Tuga reconocía que la abeja tenía razón en

esta ocasión. Podía haber agrupado en DECENAS

o en QUINCENAS. Había elegido diez porque la

mayoría de los animales tiene cinco dedos en alguna pata y no se le había ocurrido pensar en las

abejas. Pero no dijo nada y continuó sus

explicaciones, que la abeja zumbona parecía

comprender rápido.

-Ya, ya lo entiendo -decía la abeja-. Así que

diez decenas son una CENTENA, O sea cien.

Pero, ¿cómo distingo un grupo de cien de otro

grupo de cien, de otro grupo de cien?

-Sencillo -decía Tuga-: Al primer grupo de  

cien le llamas sólo CIEN. Luego, los otros

grupos se dicen así:

DOSCIENTOS

TRESCIENTOS

CUATROCIENTOS

QUINIENTOS

SEISCIENTOS

SETECIENTOS

OCHOCIENTOS

NOVECIENTOS

-No lo entiendo -protestó la zumbona-.

Debería ser cincocientos, sietecientos y nuevecientos.

-Pues no, he dicho que es así. Me gusta más y

suena mejor. Si empiezas a protestar, lo

dejamos. -Vale, vale. Vaya genio que tenemos,

¿eh? -¡Eso te digo yo!

A eso del mediodía, la abeja ya había entendido todo lo que quería saber. Podía contar

decenas, centenas y algunos MILLARES.

También era capaz de ordenar cantidades y de

hacer agrupaciones rápidas.

-O sea, que en seiscientos cuarenta y dos hay

seis centenas, cuatro decenas y dos unidades,

¿no?

-Exacto. Creo que por fin lo vas entendiendo.  

-Y cuantos más millares o centenas tiene un

número, más grande es.

-Sí, señora. Muy requetebién.

-Bueno, pues me voy a contárselo a mis amigas. No corras mucho, que luego te cansas. Ji,

ji.

La abeja hizo ¡zumf

zum! Y desapareció de

la vista de Tuga. Ésta pensaba en lo difícil que

iba a ser contárselo todo a las cerca de mil

abejas que componían el avispero, perdón, la

colmena.

Pero Tuga sabía pocas cosas de las abejas.

Poco rato después, el aire se llenó de zumbidos. ¡Zum-zum-zuml\ decenas de abejas volaban

sobre su cabeza. Antes de que Tuga diera diez

pasos más, una nube de abejas revoloteaba

sobre la copa. Los zumbidos eran tan intensos

que no se oían ni los graznidos de los cuervos.

 

El grupo de abejas comenzó su reunión cantando:

Zum, zumr

zum. Las abejas

vamos a hacer nuestros

planes. Cuidado, animales,

con los picazones. Zum, zum,

 


ramirezmejiaisai: RESUMEN GENERAL PORFA
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