• Asignatura: Castellano
  • Autor: valentinapalomino832
  • hace 2 años

Un cuento de las galaxias con inicio,nudo desenlace

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Respuesta dada por: naposokjsjs
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Respuesta:

En el universo, entre estrellas, nebulosas, constelaciones y galaxias, dentro de un agujero negro, existía un planeta que nadie conocía llamado Halacer.

Era un planeta con mucha luz, a pesar de existir en la oscuridad, donde vivían una especie de duendecillos, nunca imaginados por las personas, que se llamaban Guays y, que siempre estaban alegres y felices pues, estos duendecillos, no conocían la tristeza ni el mal humor.

Ocurrió que, por accidente, una estrella triste y despistada llamada Ara, descubrió Halacer y, sin saber volver a casa y viendo que con aquellos seres tan extraños no corría ningún peligro, decidió quedarse allí un tiempo para pensar, descansar y vivir una nueva aventura.

En silencio y sin poder sacudirse aún la tristeza de encima observaba a aquellos personajillos en un planeta en que parecía que estaba todo al revés. Las montañas, los árboles, los lagos y el mar aparecían invertidos a sus ojos de tal manera que el cielo estaba en el suelo.

Observó que los Guays parecían descansar suspendidos boca abajo en el espacio sin nada que aparentemente sujetara sus cuerpos. Entonces, la estrella Ara decidió colocarse como ellos y pudo apreciar mejor y con más detenimiento la belleza de aquél lugar. Era un lugar maravilloso donde empezó a sentirse muy feliz sin saber el motivo.

Los Guays, tenían ojillos redondos, claros y muy pequeños, un apéndice muy colorado a modo de nariz, unas orejas tiesas, largas y peludas que le recordaron a los conejos, su boca era puntiaguda y de ahí sobresalían tres enormes dientes, que le recordaron a un ratoncillo, desproporcionados con el tamaño de su cabeza y, aunque pudiera parecer lo contrario, su aspecto era amistoso y simpático.

De repente, sin previo aviso, los Guays empezaron a desaparecer de su vista por arte de magia sin dejar rastro y, la estrella Ara, con el tiempo adivinó que los duendecillos de este planeta podían volverse invisibles a su antojo.

Pasaban los días y  observó que, el tiempo a veces se detenía o iba muy rápido, por eso, adivinó  que los Guays podían detener el tiempo o acelerarlo a su voluntad.

A menudo, los Guays volvían dando enormes volteretas, muy felices y alegres y, se suspendían en el espacio boca abajo, con su nariz muy colorada haciendo unos ruiditos muy graciosos, parecidos a unas risitas que hacían cosquillas a la estrella.

Cuanto más observaba la estrella a los duendecillos, cuánto más tiempo pasaba en el planeta de Halacer, más feliz se encontraba, era como si aquellos seres tuvieran el don de aplacar la tristeza sin decir palabra alguna.

Un día la estrella Ara, sin buscarlo, encontró el camino de vuelta y, aunque dudó mucho decidió volver. Cuando regresó contó a todos su descubrimiento y lo que había vivido, les habló del planeta de Halacer, de los duendecillos y sus poderes pero, todos pensaron que era producto de su fantasía y, aunque la estrella jamás volvió a estar triste, todos dudaron de su historia.

Con el tiempo la estrella Ara decidió hacer un cuento al planeta de Halacer y, tuvo tanto éxito que lo hizo famoso y, desde entonces, los habitantes de este planeta son conocidos por el resto del universo por acercar y llevar la felicidad a todos los lugares del mundo pero, ni siquiera la estrella hoy, sabría decirnos dónde se encuentra el planeta.

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