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Desde un lugar en el que puedes ver las hojas caer, el viento soplar y la lluvia dejar su rastro. Esta mañana la abrí, la abrí para sentir la brisa del viento vivir y llenar las cuarto paredes, golpearme una suave llovizna en el rostro, vi a aquella persona pasear a su perro, resultaba impresionante que solo en la acción de abrir una ventana pudieras ver a aquel puntual hombre pasear a su perro siempre los martes a las 8:35 de la mañana. Podía estar tomándome un café, viendo el paisaje o leyendo un libro pero siempre por mi ventana podía ver la realidad de un solitario hombre que paseaba a su mascota, con una correa roja. La misma correa que encontré días más tarde colgada en el perchero de la puerta, mi padre aquél día ya no emprendía su camino para pasear a su perro. Esta vez lo hacía desde el cielo.
Fernanda, Anónimo. 2019.
Espero haya sido lo que buscabas y que te haya ayudado:)
—Impresionante —murmuré mirando mi reflejo—. Es muy extraño.
Frente a mi pasaba mi silueta, mi propia silueta y aunque sonaba descabellado desde mi ventana podía verme caminar en la acera de enfrente.
—Eres tú —susurró una voz cerca de mí— somos nosotras. Nosotras a través de la ventana.
—¿En que piensas? —salté por el susto. Escuché a mi madre regañarme detrás de mí. En sus manos una bandeja con mi desayuno.
—Es mi... soy yo —busqué mi propia voz y una explicación lógica.
—Eres tú, tú y el VHS que se reproduce en la pared. Es tu reflejo y tu misma.—dijo entregándome un vaso de jugo y la pastilla que debía ingerir.
Y entonces lo vi, había sido parte de mi imaginación, era yo misma a través del reflejo de mi ventana, no existía otra yo más que en mi cabeza.
Aquel delirio era solo una consecuencia de un atraso de cinco minutos de mi pastilla. Las habitaciones en los hospitales son frías...
Agregué otro en caso de que sirva:)