Respuestas
Respuesta:¿Alguna vez has pensado en por qué es tan importante vivir en comunidad? Tu respuesta inmediata
probablemente enfatiza los beneficios personales de buenas amistades. Aunque estos tienen valor, la
razón más importante para la comunidad es que ¡Dios mismo vive en comunidad! ¿Suena raro? No
debe de ser así. Dios vive en comunidad dentro de Él mismo. Padre, Hijo, y Espíritu Santo viven en
armonía, amor, y unidad perfecta. Comenzamos nuestra discusión de la importancia de la comunidad
en donde comienza toda buena teología: con Dios. Cuando seguimos esta estrategia, cambia
radicalmente la forma en que pensamos en las relaciones. Se convierten en algo Dios-céntrico y no
hombre-céntrico.
Todo lo que cada miembro de la Trinidad es y hace siempre sucede en unión con los demás. Fuimos
hechos a imagen de este Dios glorioso. ¿Nos debe de sorprender, entonces, que este anhelo profundo
de intimidad y relaciones esté entretejido en la tela de nuestra naturaleza? Los seres humanos desean
arduamente conectarse porque para este fin fuimos hechos. Con la entrada del pecado, este anhelo
fue corrompido y fácilmente se convirtió en idolatría. Por el pecado, queremos encontrar toda nuestra
esperanza para las relaciones en otros seres humanos. Si no sacamos lo que queremos de estas
relaciones, muchas veces hacemos cosas dañinas o pecaminosas. Nuestro acercamiento a las relaciones
suele ser egocéntrico.
Pero Dios es un Dios redentor que hace algo totalmente asombroso
para reconciliarnos con él y con otros. El evangelio abre la puerta a
amistades en donde podemos ser conformados a la imagen de
Cristo mismo. Hablando de esta nueva comunidad, la iglesia, Pablo
claramente considera esto. En Efesios 4:1-6, Pablo pasa de hablar
de nuestra gran salvación en los primeros tres capítulos a la nueva
comunidad humana a la cual hemos sido unidos. Comienza a instruir
a la iglesia en la forma práctica en que se vive el evangelio en la vida
cotidiana y las relaciones:
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo
de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”.
A la luz de la inmensa gracia de Dios, Pablo llama a los miembros de esta nueva comunidad a entrar en
relaciones con sus hermanos y hermanas cristianas con humildad, mansedumbre, paciencia y amor.
Anima a la iglesia a ser cuidadoso en guardar la unidad del Espíritu; no les dice que la deben de crear,
porque ya es un hecho. Cuando confías en Cristo, de inmediato entras en compañerismo con la fuente
del amor, el Dios trino, y con su familia, la iglesia. En luz de esta realidad, haz todo esfuerzo para
asegurarte que tus relaciones reflejen la unidad y amor del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo comienza,
continúa, y terminará con Dios en el centro.
Pablo basa este llamado a la comunidad en la obra redentora de la Trinidad. Nota como la palabra “uno”
es usada en los versículos 4 al 6. Cada uso está conectado con un miembro de la Trinidad. Hay un Espíritu
trabajando en un cuerpo. Hay un Señor por el cual tenemos una esperanza, una fe, un bautismo. Hay
un Padre quién es sobre una familia, la iglesia. Todas las bendiciones son nuestras por lo que ha hecho
la Trinidad en la creación y la redención.
Explicación:
Respuesta:
El amor genuino al prójimo se expresa en los hechos, y no sólo con palabras. Se expresa a través de lo que uno realmente hace en la vida. Se manifiesta en la preocupación por los demás a través del habla con amabilidad y demostrar generosidad con las posesiones materiales dadas por Dios.
Explicación:
ojala te sirva