• Asignatura: Arte
  • Autor: anaygomezsequeira
  • hace 1 año

¿Como describiría usted la conceptualización de una obra?​

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Respuesta dada por: deyvisgeanmarco
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Julio Amador Bech, investigador y artista, pertenece a la generación que ha privilegiado el estudio de los imaginarios sociales en sus múltiples dimensiones. Con base en su recorrido por diversas disciplinas de las ciencias sociales, como comunicación y antropología, generó una propuesta hermenéutica para la comprensión de las artes visuales y, dentro de éstas, específicamente la pintura. Amador Bech dilucida la posición imaginaria del creador y de su obra de acuerdo con el contexto histórico desde una posición conceptual amplia, y aporta elementos para el estudio del arte prehispánico. El resultado será un entendimiento del arte en una forma culturalista significativa y profunda.

Es meticulosa la presentación de los distintos apartados del libro detallando con claridad el punto de partida: el aporte de la obra de Panofsky en el estudio de la iconografía e iconología del arte del Renacimiento. Amador, por su parte, amplió los limites históricos conceptuales del modelo interpretativo de Panofsky con base en su conocimiento de las distintas áreas de las ciencias sociales y en torno a su práctica artística.

El primer acercamiento a la obra de arte será su dimensión formal. Aunque en la historia del arte se ha privilegiado el contenido sobre la forma, existe una sutil relación entre forma y contenido. Por ello, será necesario en un primer nivel detallar los componentes formales de la obra de arte, constituida por dos aspectos: la significación fáctica, o configuraciones de líneas y color, además de, en un segundo momento, la significación expresiva.

De lo simple a lo complejo, se requiere una relación asociativa entre las cosas y los seres con su representación gráfica. La comprensión de este primer paso pone en juego la cultura en la que se desarrolló el autor al igual que el intérprete. De acuerdo con Hans-Georg Gadamer (1999), coloca en juego las significaciones de la cultura específica donde se ha formado tanto el observador como el creador de la obra.

Panofsky define la dimensión cultural como un conjunto de códigos pertenecientes a una cultura particular y la denomina universo ultrapráctico, subrayando la diferencia entre lo natural y lo social. Amador supera la dicotomía que coloca a la imagen en una concepción bidimensional. Por eso, la imagen se desarrolla en tres dimensiones colocando en juego su contenido simbólico.

En la exposición de este primer nivel será necesario considerar los cinco elementos formales básicos: la forma, el color, el tono o la luminosidad, las cualidades matéricas, y la composición. Elementos que serán definidos de acuerdo con la función que cumplen dentro de la obra de arte.

Así, la forma será definida como la disposición de las partes. En ella se considera la interdependencia entre lo lleno y lo vacío, al igual que la configuración visual externa de la estructura física de la obra, ubicando a la primera de ellas como "una abstracción" y a la segunda como "una definición".

Con base en la física de la luz y la fisiología de la percepción, se delimita la función que cumple el color dentro de la imagen visual. Define los conceptos de matiz y tono. El primero resulta de la mezcla cromática con otro color y el tono como la capacidad de reflejar la luz. En un recorrido por el arte, Amador Bech dota al lector de todos los instrumentos teóricos, y menciona la importancia de los colores primarios: el azul, el rojo y el amarillo, que son irreductibles, no contienen mezcla alguna; en contraposición a los colores secundarios que resultan de la combinación de dos colores. Con ello, la amalgama de tonos le otorga sentido a la estructura visual, creando atmósferas junto con la integración de la composición.

Es imprescindible el color dentro de la historia del arte, pues éste se liberó de la subordinación del diseño lineal dentro de la pintura.

Por medio de la superposición de manchas libres del color "se empezó a dibujar pintando"; el ejemplo utilizado es la obra de Rubens, llena de bocetos pictóricos.

La luminosidad o el tono se presentan como la capacidad de reflejar la luz que incide sobre las artes visuales. Un ejemplo de su utilización se observa en la fotografía en blanco y negro. Asimismo, es necesario considerar las cualidades materiales: los soportes, los materiales, las herramientas utilizadas en la producción de la obra y las técnicas específicas que caracterizan a la época, el estilo y el modo artístico. La composición depende de la organización de los elementos abstractos de la estructura visual; su importancia reside en los conceptos renacentistas de equilibrio y armonía, que se materializaron en fórmulas matemáticas utilizadas para cualquier creación artística. Por último, a cada uno de los elementos de la obra se les puede atribuir un peso: la forma, el color, el tono, la ubicación y el tamaño, tomando como principio básico el equilibrio.

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