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Planifica tus compras.
Si antes de ir a la compra haces una lista de lo que vas a necesitar no sólo ahorrarás dinero sino que evitarás comprar productos de más que finalmente puede que te caduquen en el fondo de la nevera o de la despensa.
Fíjate en las etiquetas.
No todos los productos contaminan lo mismo, ni en su producción ni en su uso. Esto es verdaderamente importante en el caso de artículos eléctricos y electrónicos. Fíjate en la etiqueta energética que los fabricantes y vendedores están obligados a mostrar. Si se trata de bombillas, compra LED.
Apoya el comercio justo.
Es importante que a la hora de comprar tratemos de dirigirnos a empresas, que respeten el medio ambiente y los derechos humanos. Una manera de asegurarnos que es así es acudir a tiendas de comercio justo. Se llama también comercio ético o solidario.
Compra productos locales.
Es lo que se denomina comercio de proximidad. Todo producto que adquirimos, sea comida o cualquier otro tipo de objeto, tiene una huella ecológica calculable según parámetros como su proceso de producción, su transporte y distribución, o los residuos que genera tras su uso.
Apúntate a un Grupo de consumo.
Son consumidores que se ponen de acuerdo para comprar directamente a un productor. Así, consiguen mejores precios y alimentos más naturales al tiempo que apoyan la producción ética de los alimentos, explica la Fundación Vivo Sano.
Redescubre los mercados tradicionales.
Acude a las tiendas de barrio. Suelen comprar a productores de la misma provincia o comunidad en la que se establecen con lo que sus artículos son más frescos y más sostenibles y tú tampoco tendrás que desplazarte mucho.
Conoce los productos sostenibles.
Sellos como la eco etiqueta MSC para el pescado o el certificado FSC para productos forestales nos aseguran una compra sostenible. Infórmate en tus lugares habituales de compra si tienen disponibles productos garantizados.
Reutiliza y recicla
Es mejor que compres productos que no estén empaquetados para no generar residuos pero si no es posible trata de que sean envases que puedas volver a usar –como frascos de cristal- o al menos que sean fácilmente reciclables.
Evita usar bolsas de plástico.
Llévate las tuyas propias reutilizables desde casa. Date cuenta de que tardan alrededor de 55 años en descomponerse. Además, ocho millones de toneladas de plásticos acaban en los mares y océanos anualmente, entre ellos, bolsas de supermercado, según Greenpeace.
Evita consumir combustibles fósiles.
A la hora de contratar tu compañía de la luz busca una empresa responsable o una cooperativa que comercialice únicamente energías renovables. Si te tienes que trasladar elige un transporte eléctrico, muévete en medios públicos y, si son distancias cortas, en bici o andando.
Evitar el derroche de alimentos.
Cuando desperdiciamos alimentos desperdiciamos el trabajo, el esfuerzo, la inversión y los preciosos recursos (como agua, semillas, pienso, etc.) Resumiendo, el desperdicio de alimentos aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático. Se trata de un gran problema.
No malgastar el agua y la electricidad.
El ahorro energético y de agua es una medida que no sólo implica una importante disminución en las facturas del hogar, sino que también supone un gran compromiso con el medio ambiente y el aprovechamiento de los recursos. Un ahorro que se traduce en 800 litros al mes por persona, y hasta un 40% en la factura.
Utilizar focos de luz Led.
Las bombillas led producen una pérdida mínima por calor y ahorran energía, esto ayuda enormemente a la protección del medio ambiente y a reducir las emisiones de CO2. Las bombillas Led, a diferencia de las bombillas de bajo consumo, no contienen mercurio en su fabricación por lo que son totalmente ecológicas.
Hacer una compra crítica.
Es el que reflexiona antes de cada compra. Se pregunta sobre la verdadera necesidad del producto y las alternativas que tiene para satisfacer tales necesidades. En otras palabras, compra lo que realmente necesita.
Contratar energía renovable.
para entender su importancia en la lucha contra el cambio climático. Las energías limpias o renovables son aquellas que se producen a partir de recursos naturales, por ello son inagotables y no contaminan a la atmósfera.