Respuestas
Respuesta:
Para ese momento, según los cálculos del economista, Hermes Tovar, la población agregada de lo que en un futuro sería Colombia alcanzaba los 11,33 millones de habitantes. Un cifra en constante debate por los historiadores que aborda el libro ‘La economía colonial de la Nueva Granada’, lanzado esta semana por el Banco de la República y el Fondo de Cultura Económica. El impacto demográfico que muestra Tovar intenta tomar la foto de lo que encontraron los primeros 100 españoles con sus 100 esclavos en las costas colombianas.
Por cada uno de los conquistadores había 113.328 indígenas. La cruz, la espada, los galeones y las armaduras fueron colonizando las regiones y el número de nativos, en tanto, se descalabraba con el paso de los años. Un siglo después, de esos 11,3 millones de indígenas quedaron solo un millón.
Las cuentas tributarias, que a finales del siglo XVIII estaba bajo la batuta de Don Joaquín Durán y Díaz, entonces capitán del Batallón de Infantería Auxiliar de Santa Fe de Bogotá, para la época de mostraban un recaudo anual de 2,57 millones de pesos plata. Como si se tratara de un deja vu, el territorio que se emanciparía en menos de dos décadas de Madrid, vivía un auge minero basada en la explotación del oro, principalmente en los territorios de lo que actualmente es Antioquia y Chocó. Esto le permitió a la economía crecer a un ritmo de 2,5% en la segunda mitad del siglo XVIII.
“Lo único que teníamos en la economía para realmente comprar artículos, exportar y para comerciar era el oro. A finales del siglo XVI había una gran producción de oro y una importación masiva de esclavos. Ya en la segunda mitad del siglo XVIII hubo un esfuerzo gigantesco de la corona española para estimular a la empresa privada a buscar oro en territorios de difícil conquista como Chocó”, explicó Salomón Kalmanovitz, economista y colaborador de la publicación.
La fiebre minera no solo sigue vigente en el país casi 300 años después. También lo está el contrabando y las dificultades para el comercio. “Nadie confiaba en el papel moneda sino en el oro y esa fue la ventaja de Antioquia porque era el dinero circulante. Sobre el comercio libre, las mercancías en la época tenían un difícil acceso por las montañas y la geografía y además tenían un arancel de 100%, que eran los más altos de América Latina”, comentó el exmiembro de la Junta del Banco Central, Juan José Echavarría.
Siendo 21 de noviembre de 2015, la mirada al pasado lleva a muchos a hacer las comparaciones de los personajes que se pensaron los retos económicos de la época y que, pareciera, habrían reencarnado en dirigentes actuales. En el décimo capítulo del libro en el que, según Roberto Junguito, “vemos que hubo economistas en esa época estilo Kalmanovitz, preocupado por incentivar el agro. Un Pedro Fermín de Vargas, como un Mauricio Cárdenas preocupado por la infraestructura vial. Y se ve a Francisco Silvestre, como un Rudolf Hommes, que apalanca el comercio libre”.
Así, los debates del ayer como minería, contrabando, dificultades para el comercio, infraestructura y las condiciones del agro siguen vigentes hoy y guardadas las proporciones, aún no tienen la solución.
Las memorias económicas de Colombia
La nueva publicación editada por el codirector del Emisor, Adolfo Meisel y la investigadora María Teresa Ramírez recoge el estudio de la actividad económica y las instituciones surgidas en la época de la Colonia que marcaron el desempeño y las características de la economía. Compila nueve trabajos que abordan la demografía, las finanzas reales y hasta la pobreza. El libro forma parte de una colección que inició en 2007 con la publicación de Economía colombiana del Siglo XX, cuyos editores fueron el exgerente Miguel Urrutia, y el docente de la Universidad de Harvard, James Robinson.
Explicación:
coronita plissss