• Asignatura: Castellano
  • Autor: andresfelipebermudez
  • hace 1 año

Echó a correr monte arriba. «¡Pero ese hombre está loco!», pensaba Quintanar, que le seguía jadeante, con un palmo de lengua colgando y a veinte pasos otra vez. El Magistral procuraba orientarse, recordar por dónde había bajado pocas horas antes de la casa del leñador (1). Se perdía, confundía las señales, iba y venía... y don Víctor detrás, librándose de las arañas como de leones, de sus hilos como de cadenas. «Lo mejor es subir por la máxima pendiente, ello está hacia lo más alto... pero arriba hay meseta, vaya usted a buscar...». Se detuvo. Como si nada hubiera dicho don Víctor, con cara amable y voz dulce y suplicante advirtió: -Señor Quintanar, si queremos dar con ellos tenemos que separarnos; hágame usted el favor de subir por ahí, por la derecha... Don Víctor se negó, pero el Magistral insistiendo, y con alusiones embozadas al miedo positivo de su compañero, logró picar otra vez su amor propio y le obligó a torcer por la derecha. Entonces, en cuanto se vio solo, De Pas subió corriendo cuanto podía, tropezando con troncos y zarzas, ramas caídas y ramas pendientes... Iba ciego; le daba el corazón, que reventaba de celos, de cólera, que iba a sorprender a don Álvaro y a la Regenta en coloquio amoroso cuando menos. «¿Por qué? ¿No era lo probable que estuvieran con ellos Paco, Joaquín, Visita, Obdulia y los demás que habían subido al bosque?». No, no, gritaba el presentimiento. Y razonaba diciendo: don Álvaro sabe mucho de estas aventuras, ya habrá él aprovechado la ocasión, ya se habrá dado trazas para quedarse a solas con ella. Paco y Joaquín no habrán puesto obstáculos, habrán procurado lo mismo para quedarse con Obdulia y Edelmira respectivamente. Visitación los habrá ayudado. Bermúdez es un idiot@.. de fijo están solos. Y vuelta a correr cuanto podía, tropezando sin cesar, arrastrando con dificultad el balandrán (2) empapado que pesaba arrobas, la sotana desgarrada a trechos y cubierta de lodo y telarañas mojadas. También él llevaba la boca y los ojos envueltos en hilos pegajosos, tenues, entremetidos. Llegó a lo más alto, a lo más espeso. Los truenos, todavía formidables, retumbaban ya más lejos. Se había equivocado, no estaba hacia aquel lado la cabaña. Siguió hacia la derecha, separando con dificultad las espinas de cien plantas ariscas, que le cerraban el paso. Al fin vio entre las ramas la caseta rústica... Alguien se movía dentro... Corrió como un loco, sin saber lo que iba a hacer si encontraba allí lo que esperaba..., dispuesto a matar si era preciso... ciego... - ¡Jinojo! que me ha dado usted un susto... -gritó don Víctor, que descansaba allí dentro, sobre un banco rústico, mientras retorcía con fuerza el sombrero flexible que chorreaba una catarata de agua clara. - ¡No están! -dijo el Magistral sin pensar en la sospecha que podían despertar su aspecto, su conducta, su voz trémula, todo lo que delataba a voces su pasión, sus celos, su indignación de marido ultrajado, absurda en él. (1) Lugar donde pocas horas antes el Magistral había tenido un encuentro erótico con una criada de la Regenta (2) Vestidura ancha hasta los pies, que solían usar los eclesiásticos. 1. Describe el retrato de don Fermín de Pas que se ofrece en el texto. 2. Señala cómo el medio, la naturaleza, se relaciona con la situación y el comportamiento de los personajes. Realiza una clara explicación. 3. Señala los medios de que se vale el narrador para que vaya creciendo la tensión a lo largo del fragmento y explica o describe en relación con ello, el modo en que finalmente se resuelve la situación. Todo esto con tus propias palabras. 4. Explica las expresiones señaladas en los renglones: 2 y 3 -5 y 6 (que parecen subrayadas con una línea doble). 5. Escribe las características de Realismo y del Naturalismo presentes en el texto. Explica ampliamente tu respuesta.​

Respuestas

Respuesta dada por: mejiwon
1

no se sorry xdExplicación:


Anónimo: hola
Respuesta dada por: gogetajema
1

Respuesta:

«¡Pero ese hombre está loco!», pensaba Quintanar, que le seguía jadeante, con un palmo «Lo mejor es subir por la máxima pendiente, ello está hacia lo más alto... -Señor Quintanar, si queremos dar con ellos tenemos que separarnos; hágame usted el favor de subir por ahí, por la derecha... Don Víctor se negó, pero el Magistral insistiendo, y con alusiones embozadas al miedo Entonces, en cuanto se vio solo, De Pas subió corriendo cuanto podía, tropezando con Iba ciego; le daba el corazón, que reventaba de celos, de cólera, que iba a sorprender a don Álvaro y a la Regenta en ¿No era lo probable que estuvieran con ellos Paco, Joaquín, Visita, Obdulia y los demás que habían subido al bosque?». Y vuelta a correr cuanto podía, tropezando sin cesar, arrastrando con dificultad el balandrán (2) empapado que pesaba arrobas, la sotana Siguió hacia la derecha, separando con dificultad las espinas de cien plantas ariscas, que le cerraban el paso. que me ha dado usted un susto... -gritó don Víctor, que descansaba allí dentro, -dijo el Magistral sin pensar en la sospecha que podían despertar su aspecto, su conducta, su voz trémula, todo lo que delataba a voces su pasión, sus celos,

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