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Respuesta:
La pseudo-felicidad
Si la dicha es obligatoria en España, este hecho irrisorio encuentra su escenificación más gráfica en verano, donde estar triste o tener problemas es sinónimo de mala educación. ¿Tener arrugas, carencias afectivas, materiales o barriga en verano? ¡Ni hablar de eso! La gente se divorcia al llegar el otoño.
2. Tantos pies
La cantidad de uñas y dedos de los pies que unas retinas sanas pueden contemplar sin perder la salud es finita.
3. La semántica veraniega
Si no llamamos al otoño otoñito, ni al invierno inviernito, ni a la primavera primaverita, ¿por qué demonios hemos de llamar veranito al verano? Ese quizá sea el principio actitudinal y psicosocial de todos los males. Eso y llamar "lorenzo" al sol.
4. La paga extra
Falsa amiga, madre de la anarquía en materia de estilo y del consumismo más demencial, se apodera de las mentes agotadas de hombres y mujeres sedientos de descanso con funestas consecuencias para ellos y para los que están a su alrededor.
5. Los pantalones piratas
Sin embargo, la primera punzada o contracción veraniega, el primer dolor de cualidad aguda llega inexorablemente cuando vemos el primer pantalón pirata o pesquero, una prenda que sin duda se merece al individuo que lleva dentro. Una prenda que si bien en mujeres es horrible, en hombres es sencillamente insultante.
6. La carretera
Las vacaciones dan comienzo para la mayoría de los mortales con la operación salida y sus atascos kilométricos. La familia en el coche. Los niños sin dejar de preguntar si falta mucho para llegar a la playa. La baticao. La Coctelcao. La Maracao. Galletas, botellines vacíos y desesperación. Y de repente, la policía. Buenas tardes, ¿documentación?
7. El bufé libre
El verano encuentra su metáfora más gráfica en el bufet, hallazgo perverso de la plétora capitalista que pone al descubierto la verdadera naturaleza del hombre: su desmesura y desvergüenza.
8. Patología estival
Y hablando de gastronomía, un verano sin sus intoxicaciones masivas, sus infecciones intestinales, sin sus sudores fríos, sus micosis cutáneas, sin su pie de atleta, no es verano ni es nada.
9. Bali
En el verano español estar sin pareja sólo puede redimirse haciendo compulsivamente viajes a las antípodas, practicando deportes de riesgo y estando buenísimo. ¡No hay mundo suficiente para los viajes que tienen que hacer los solteros españoles cada verano para no ser socialmente decapitados por no parecer felicísimos!
10. La exhibición podal impúdica en Instagram
Detrás de un selfie de pies sólo pueden esconderse hipocresía, ñoñez, mal gusto, poca capacidad creativa, falta de humor, mimetismo y compulsión.
Un periódico aporta inmediatamente dignidad, incluso en la piscina.
Un periódico aporta inmediatamente dignidad, incluso en la piscina.© GETTY IMAGES
11. La piscina
Atrás quedó el icónico drama-glamouroso-veraniego de Jacques Deray. La piscina del siglo XXI es como un retablo pintado por El Bosco si el pintor del Brabante hubiera sido sádico: trajes de baño multicolores, qumaduras de tercer grado y muslos acribillados por el mosquito tigre.
12. Aquaparks, parques de atracciones y castillos hinchables
Lugares todos que homenajean notablemente el fin de nuestra especie y con razón. Si el ser humano en masa es temible, el hombre en paños menores y desinhibido sólo se puede neutralizar con infinito y ciego amor de madre.
13. Casinos
Y en esta macedonia de desmesura tropical sin ley, en esta lambada sociológica, ¿por qué no abren casinos para niños? Deberían replantearse el Eurovegas Junior, en clave familiar. Con bingos para los más pequeños de la casa y bien de mesas de black jack para sus padres.
14. La playa
Ese lugar donde uno se quema y sus hijos se pierden. Ese lugar donde el único pasatiempo es contemplar los paseos de las señoras en traje de baño por las orillas. ¿De dónde vienen y adónde van? Siempre he creído que los que caminan sin rumbo por las orillas de las playas españolas vienen del más allá.
Respuesta:
UN TSNAMI COMPA
Explicación:
XD XD