ALGUIEN ME AYUDA A PONERLE UN TITULO A ESTE CUENTO?
Mario era un niño bueno, pero tan impaciente e
impulsivo que pegaba a sus compañeros casi todos
los días. Laura, su maestra, decidió entonces pedir
ayuda al tío Perico, un brujo un poco loco que le
entregó un frasco vacío.
- Toma esta poción mágica que ni se ve, ni se huele.
Dásela al niño en las manos como si fuera una
cremita, y dejará de pegar puñetazos.
La maestra regresó pensando que su locuelo tío le
estaba gastando una broma, pero por si acaso frotó
las manos de Mario con aquella crema invisible.
Luego esperó un rato, pero no pasó nada, y se sintió
un poco tonta por haberse dejado engañar.
Mario salió a jugar, pero un minuto después se le oía
llorar como si lo estuvieran matando. Cuando llegó la
maestra nadie le estaba haciendo nada. Solo lo
miraban con la boca abierta porque... ¡Le faltaba una
mano!
- ¡Ha desaparecido! ¡Qué chuli! ¡Haz ese truco otra vez! - decía Lola.
Pero Mario no había hecho ningún truco, y estaba tan furioso que trató de golpear a la niña. Al hacerlo,
la mano que le quedaba también desapareció.
3
Laura se llevó corriendo a Mario y le explicó lo que había
ocurrido, y cómo sus manos habían desaparecido por
usarlas para pegar. A Mario le dio tanta vergüenza, que
se puso un jersey de mangas larguísimas para que nadie
se diera cuenta, y ya no se lo volvió a quitar. Entonces
fueron a ver al tío Perico para que deshiciera el hechizo,
pero este no sabía.
- Nunca pensé darle la vuelta. No sé, puede que el
primo Lucas sepa cómo hacerlo...
¡Qué horror! El primo Lucas estaba aún más loco que
Perico, y además vivía muy lejos. La maestra debía
empezar el viaje cuanto antes.
- Voy a buscar ayuda, pero tardaré en volver. Mientras,
intenta ver si recuperas tus manos aguantando sin pegar
a nadie.
Laura salió a toda prisa, pero no consiguió nada, porque esa misma noche unas manos voladoras -
seguramente las del propio Mario- se la llevaron tan lejos que tardaría meses en encontrar el camino de
vuelta.
Así que Mario se quedó solo, esperando a alguien que no volvería. Esperó días y días, y en todo ese
tiempo aguantó sin pegar a nadie, pero no recuperó sus manos. Siempre con su jersey de largas
mangas, terminó por acostumbrarse y olvidarse de que no tenía manos porque, al haber dejado de
pegar a los demás niños, todos estaban mucho más alegres y lo trataban mejor. Además, como él
mismo se sentía más alegre, decidió ayudar a los otros niños a no pegar, de forma que cada vez que
veía que alguien estaba perdiendo la paciencia, se acercaba y le daba un abrazo o le dejaba alguno de
sus juguetes. Así llegó a ser el niño más querido del lugar.
Con cada abrazo y cada gesto
amable, las manos de Mario
volvieron a crecer bajo las
mangas de su jersey sin que se
diera cuenta. Solo lo descubrió el
día que por fin regresó Laura, a
quien recibió con el mayor de
sus abrazos. Entonces pudo
quitarse el jersey, encantado por
volver a tener manos, pero más
aún por ser tan querido por
todos. Tan feliz le hacía tanto
cariño que, desde aquel día, y
ante el asombro de su maestra,
lo primero que hacía cada
mañana era untarse las manos
con la crema mágica, para
asegurarse de que nunca más
las volvería a utilizar para pegar
a nadie.
Respuestas
Respuesta dada por:
2
Explicación:
Mario y su aml carácter o Mario y la posion magica
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0
Respuesta:
la crema mágica de manos
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