¿Crees tú, que el sacrificio expiatorio de cristo marcó el final de los sacrificios por derrramamiento de sangre?
A.
Esos sacrificios se reemplazaron por la ordenanza de la santa cena.
B.
La ordenanza de la santa cena es un recordatorio del sacrificio de Jesús.
C.
Todas las anteriores.
Respuestas
Respuesta:
El significado del sacrificio
El sacrificio es dar al Señor todo lo que Él requiera de nosotros, nuestro tiempo, nuestros bienes terrenales o nuestras energías para llevar a cabo Su obra. El Señor dio el siguiente mandamiento: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…” (Mateo 6:33). La disposición que tengamos a sacrificarnos es una indicación de nuestra devoción hacia Dios. A la gente siempre se le ha probado para saber si ponen las cosas de Dios en primer lugar.
A los maestros: No es necesario enseñar todo lo que se incluye en cada capítulo. A medida que se prepare con espíritu de oración para enseñar, busque la guía del Espíritu a fin de saber qué porciones del capítulo debe cubrir y qué preguntas debe hacer.
¿Por qué es importante sacrificar tal como el Señor lo pide sin esperar nada a cambio?
La ley del sacrificio se practicaba en la antigüedad
¿Cuál era la importancia de los sacrificios realizados por el pueblo del convenio del Señor en la antigüedad?
Desde la época de Adán y Eva hasta los tiempos de Jesucristo, los del pueblo del Señor practicaban la ley del sacrificio. Se les mandó ofrecer las primicias de los rebaños como sacrificios; esos animales tenían que ser perfectos, sin una sola mancha. La ordenanza se dio para recordar a la gente que Jesucristo, el Primogénito del Padre, vendría al mundo, sería perfecto en todo sentido y se ofrecería a Sí mismo como sacrificio por nuestros pecados. (Véase Moisés 5:5–8).
Jesús vino y se ofreció a Sí mismo como sacrificio, tal como se le había enseñado al pueblo que Él lo haría. Debido a Su sacrificio, todo el género humano se salvará de la muerte física por medio de la Resurrección y todos podrán salvarse de sus pecados mediante la fe en Jesucristo (véase el capítulo 12 de este libro).
El sacrificio expiatorio de Cristo marcó el final de los sacrificios por derramamiento de sangre; esos sacrificios externos se reemplazaron por la ordenanza de la Santa Cena. La ordenanza de la Santa Cena se ha dado con el fin de que recordemos el gran sacrificio del Salvador. Por consiguiente, debemos participar con frecuencia de la Santa Cena, ya que los emblemas del pan y del agua nos recuerdan el cuerpo del Salvador y Su sangre, que Él derramó por nosotros (véase el capítulo 23 de este libro).
¿Por qué se considera la Expiación como el último y gran sacrificio?
Debemos continuar ofreciendo sacrificios
¿De qué manera observamos la ley del sacrificio en la actualidad?
Aun cuando han finalizado los sacrificios por derramamiento de sangre, el Señor todavía nos pide que hagamos sacrificios, sólo que ahora nos pide otro tipo de ofrenda. Él dijo: “Y vosotros ya no me ofreceréis más el derramamiento de sangre… y vuestros holocaustos cesarán… Y me ofreceréis como sacrificio un corazón quebrantado y un espíritu contrito…” (3 Nefi 9:19–20). “Un corazón quebrantado y un espíritu contrito” significa que debemos sentir un profundo pesar por nuestros pecados al humillarnos y arrepentirnos de ellos.
Debemos estar dispuestos a sacrificar todo lo que poseemos para el Señor
¿Por qué la gente está dispuesta a hacer sacrificios?
El apóstol Pablo escribió que debemos llegar a ser sacrificios vivientes, santos y agradables a Dios (véase Romanos 12:1).
Si hemos de ser sacrificios vivientes, debemos estar dispuestos a dar todo lo que poseemos a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a edificar el reino de Dios en la tierra y a trabajar para establecer Sión (véase 1 Nefi 13:37).
Un joven rico le preguntó al Señor: “…¿qué haré para heredar la vida eterna?”, y Jesús le contestó: “Los mandamientos sabes: No cometerás adulterio; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre”. A lo que el joven rico le dijo: “…Todas estas cosas he guardado desde mi juventud”. Cuando Jesús oyó eso, le dijo: “…Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme”. Cuando el joven escuchó eso se puso muy triste, ya que era muy rico y tenía puesto su corazón en sus riquezas. (Véase Lucas 18:18–23; véase también la ilustración que se encuentra en este capítulo).
Este joven rico era un buen hombre; sin embargo, cuando fue puesto a prueba, no estuvo dispuesto a sacrificar sus posesiones terrenales. Por otro lado, los discípulos del Señor, Pedro y Andrés, estuvieron dispuestos a sacrificarlo todo en beneficio del reino de Dios. Cuando Jesús les dijo: “…Venid en pos de mí… Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron” (Mateo 4:19–20).
Al igual que los discípulos, podemos ofrecer nuestras actividades diarias como sacrificio al Señor. Podemos decir: “Hágase Tu voluntad”. Abraham hizo eso; él vivió en la tierra antes de la época de Cristo, en los días en que se requerían los sacrificios y los holocaustos. El Señor, poniendo a prueba la fe de Abraham, le mandó ofrecer a su hijo Isaac en sacrificio.
Explicación:
ESPERO TE AYUDE
IGUAL DICE ¿QUE CREES TU?
YO CREO ESTO :)