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La sangre transporta oxígeno y nutrientes a todas las partes del cuerpo para que puedan seguir funcionando. La sangre también transporta dióxido de carbono y otros materiales de desecho hasta los pulmones, los riñones y el sistema digestivo, que se encargan de expulsarlos al exterior. La sangre también lucha contra las infecciones, y transporta hormonas por todo el cuerpo.
La sangre está formada por células sanguíneas y plasma. El plasma es un líquido amarillento que contiene nutrientes, hormonas, proteínas y productos de desecho. Hay distintos tipos de células sanguíneas que desempeñan funciones diferentes.
Tipos de células sanguíneas
Los glóbulos rojos, también llamados eritrocitos, tienen forma de disco aplanado con una ligera depresión en el centro. Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, una proteína que transporta oxígeno. La sangre adquiere su color rojo intenso cuando la hemoglobina de los glóbulos rojos se carga oxígeno en los pulmones. A medida que la sangre circula por el cuerpo, la hemoglobina va liberando oxígeno a las distintas partes del cuerpo.
Cada glóbulo rojo vive aproximadamente 4 meses. Cada día, el cuerpo fabrica nuevos glóbulos rojos para sustituir a los que mueren o salen del cuerpo. Los glóbulos rojos se fabrican en la médula ósea, que se encuentra en el interior de los huesos.
Los glóbulos blancos, también llamados leucocitos; son una parte fundamental del sistema inmunitario. El sistema inmunitario ayuda al cuerpo a defenderse de las infecciones. Hay varios tipos distintos de glóbulos blancos, que se encargan de luchar contra los gérmenes, como las bacterias y los virus. Algunos tipos de glóbulos blancos fabrican anticuerpos, unas proteínas especiales que reconocen las sustancias extrañas y ayudan al cuerpo a deshacerse de ellas.
Hay varios tipos de glóbulos blancos, y su duración varía de horas a años. Se están formando nuevas células constantemente, algunas en la médula ósea y otras en otras partes del cuerpo, como el bazo, el timo y los ganglios linfáticos.
La sangre contiene muchos menos glóbulos blancos que rojos, pero el organismo puede aumentar la fabricación de glóbulos blancos para combatir las infecciones. El recuento de glóbulos blancos (la cantidad de estas células) en la sangre de una persona cuando tiene una infección suele ser superior al habitual porque se fabrican más glóbulos blancos o entra una mayor cantidad de ellos en el torrente sanguíneo para combatir la infección.
Las plaquetas, también conocidas como trombocitos, son unas células muy pequeñas y ovaladas que ayudan en el proceso de coagulación. Cuando se rompe un vaso sanguíneo, las plaquetas se concentran en el área afectada y ayudan a sellar la rotura para detener el sangrado. Las plaquetas trabajan junto con unas proteínas llamadas factores de coagulación para controlar el sangrado dentro del cuerpo y en la piel.
Las plaquetas solo sobreviven unos 9 días en el torrente sanguíneo y son sustituidas por nuevas plaquetas, que se fabrican en la médula ósea