Respuestas
Explicación:
A propósito de la actual discusión sobre la reforma de la Constitución, es conveniente tener presente que la investigación comparada enseña que los cambios constitucionales sólo se entienden cabalmente cuando son examinados como componentes del proceso de reformas políticas sustanciales, dirigidas a aumentar los grados de democracia del sistema político y la legitimidad de las políticas públicas.
1. En el origen de todos los cambios constitucionales habidos en América Latina durante las dos últimas décadas, yacen de modo conspicuo la violación de las libertades personales y políticas, el desconocimiento de los derechos sociales y de la diversidad de identidades originadas en especificidades culturales, étnicas, de género y territoriales. Así, en Colombia, la nueva Constitución de 1991 representó un importante avance en la tutela de los derechos de los ciudadanos con respecto a la anterior de 1886, además de haber obstaculizado la segunda reelección del Presidente Uribe. En Venezuela, la Constitución de 1999 limitó la corrupción del clientelismo bipartidista, sancionó nuevos derechos sociales y asumió de modo explícito los derechos de la mujer y, también, permitió rechazar las reformas propuestas por el propio Presidente Chávez. Las nuevas Constituciones de Ecuador y Bolivia de 2008 y 2009 respectivamente, consagraron los derechos sociales relacionados con la concepción del “buen vivir” de los pueblos indígenas, en el que el respeto a la naturaleza y a los animales llegaron a cobran un realce sin igual, inexistente en las constituciones conocidas en la tradición liberal.
La oposición a la reforma constitucional —sea esta vía asamblea, u otro medio—, y aún a otros cambios de menor jerarquía jurídica, se traduce en una defensa ideológica del status quo, del orden neoliberal consagrado en la Constitución del ’80 y desembozada resistencia al avance del proceso de democratización y por lo tanto, de los valores en cuales ella encuentra su razón de ser: la realización histórica de los ideales de libertad e igualdad. La reforma al régimen neoliberal no constituye un cambio revolucionario, pero es un esfuerzo denodado por hacer menos injusto el capitalismo maduro, hoy en crisis