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Respuesta:
En un antiguo cuento tibetano se dice que había dos hermanos que fueron abandonados en el bosque, donde criaron varias parejas de animales salvajes. Luego se separaron con el juramento de volver al cabo de tres años al mismo lugar, donde dejaron clavados sus cuchillos, y de ir en busca del hermano que no apareciese en ese año.
El que fue hacia el sur se encontró con un dragón que exigía una muchacha como ofrenda anual y al que mató, con ayuda de sus animales salvajes, y cortó la cabeza y su lengua. Un cortesano, aprovechando que dormía, le robó la cabeza del dragón y se presentó al rey como acreedor de la muerte del dragón y, por lo tanto, con derecho a casarse con su hija.
Más tarde el joven fue muerto, junto con todos sus animales, por una ogresa a la que trataba también de eliminar para ayudar a los vecinos de otro reino atemorizados por ella.
A los tres años el hermano que se dirigió al norte regresó y encontró que su hermano no había vuelto, por lo que se dirigió al sur en su búsqueda. En un reino le explicaron que había ido en busca de la ogresa y que no había regresado. El fue y, haciendo pasar a sus animales por muertos, esperó a que la ogresa le atacara para reducirla y obligarle, con sus artes mágicas, retornar la vida a su hermano.
Luego se dirigieron al reino del sur, donde, uno de ellos había matado el dragón, y se presentó ante el rey y le mostró la lengua del dragón, que efectivamente faltaba en la cabeza cortada, que el impostor había dejado como prueba de quién había sido realmente el autor de su muerte. Se casó con la princesa y heredó la mitad del reino.
Explicación:
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