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Explicación:
los países más desarrollados esta situación empezó a cambiar radicalmente con la revolución industrial. La introducción paulatina de maquinaria redujo la necesidad de mano de obra en el sector agropecuario y, en el mismo tiempo, las actividades industriales favorecieron la urbanización, transformando muchos campesinos en obreros, en busca de un salario garantizado y mejores condiciones de vida. Este nuevo contexto favoreció también el ingreso decidido de la mujer en el mundo del trabajo no doméstico.
Respuesta:
En el post anterior (Evolución de la población mundial. El caso España) hemos mencionado el hecho que la velocidad de crecimiento de la población mundial está disminuyendo ya desde un par décadas. Como hemos visto (concentrándonos a continuación en el caso de España) esta velocidad ya se ha vuelto negativa en muchos de los países más desarrollados, o sea que en ellos la tasa de fertilidad es inferior a 2.1 hijos por mujer y su población va disminuyendo.
En general en los países menos desarrollados, aunque disminuya la tasa de crecimiento, la población sigue todavía aumentando con una tasa de fertilidad mayor de 2.1. Una elevada tasa de fertilidad está relacionada históricamente con una elevada mortalidad infantil, y esto acontecía también en los países actualmente más desarrollados.
En una situación económica precaria y escasos amortiguadores sociales, tener muchos hijos era una apuesta económica y social para el presente y el futuro. Los hijos desde temprana edad ayudaban en las actividades económicas familiares, particularmente en las actividades rurales de sociedades cuyo miembros tenían que producir para ellos mismos y para la comercialización sin el auxilio de maquinarias agrícolas. Además los hijos tenían que hacerse cargo de sus padres (y, si cabía, de sus abuelos) cuando ya no estaban en condición de trabajar. Los hijos constituían por lo tanto un recurso económico para el presente y una garantía para una vejez digna. Y, en presencia de una elevada mortalidad infantil, era menester engendrar muchos hijos.
En los países más desarrollados esta situación empezó a cambiar radicalmente con la revolución industrial. La introducción paulatina de maquinaria redujo la necesidad de mano de obra en el sector agropecuario y, en el mismo tiempo, las actividades industriales favorecieron la urbanización, transformando muchos campesinos en obreros, en busca de un salario garantizado y mejores condiciones de vida. Este nuevo contexto favoreció también el ingreso decidido de la mujer en el mundo del trabajo no doméstico.
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