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MITO DE ELECTRA
Electra era hija del rey Agamenón de Micenas y de su esposa Clitemnestra, y hermana de Ingenia, Crisotemis y Orestes. Su nombre significa «ámbar» en griego, o quizá «chispa» (electron), pues la electricidad estática se consigue frotando el ámbar.
Agamenón fue asesinado por su esposa y Egisto, su amante, después de regresar de Troya. Los asesinos también quisieron acabar con el joven heredero Orestes, pero Electra le facilitó la huida a Focis, aunque según otra versión Orestes ya había huido a Focis antes del asesinato de su padre.
Electra permaneció en Micenas y cuando Orestes regresó con su primo y amigo Pilades, le aconsejó vengarse de su madre y Egisto mientras visitaban la tumba de su padre. Electra presenció el acto de venganza final.
La historia de Electra ha inspirado a muchos dramaturgos griegos como Sófocles (496-406 a.C), que escribió la tragedia Electra, y Eurípides (480-406 a.C), con otra obra del mismo título con los acontecimientos vistos desde otro ángulo. En la obra de Eurípides, Electra se casa con un granjero con el que no puede tener hijos debido a sus distintos orígenes. Juntos planean matar al asesino de su padre. Tras el regreso de Orestes desde Focis, el plan de Electra es matar a Egisto en una granja cercana, y a Clitemnestra en su casa. Tras haberse vengado, Electra tiene remordimientos, mientras que Orestes -no tan culpable como ella- es perseguido por Erinyes (las Erinias), las diosas de la venganza. La Orestiada, una dramática trilogía de Esquilo (525-426 a.C), narra todo el ciclo de asesinatos y venganzas en el seno de la familia de Agamenón hasta el juicio de Orestes en Atenas (ver Agamenón, Atreo, Erinias, Las y Orestes).
La historia de Electra también inspiró la obra de Eugene O’Neil titulada La mañana se hace Electra, de 1930, como ilustración de la complejidad de la vida en familia en Estados Unidos. Esta obra fue tiempo después adaptada al cine.
MITO EDIPTO
Mito de Edipo: rey de Tebas, hijo de Layo y Yocasta, rey y reina de Tebas respectivamente. Un oráculo advirtió a Layo que sería asesinado por su propio hijo. Decidido a rehuir su destino, ató los pies de su hijo recién nacido y lo abandonó para que muriera en una montaña solitaria. Su hijo fue recogido por un pastor y entregado al rey de Corinto, quien le dio el nombre de Edipo (pie hinchado) y lo adoptó como su propio hijo. El niño no sabía que era adoptado y, cuando un oráculo proclamó que mataría a su padre, abandonó Corinto. Durante su travesía, encontró y mató a Layo, creyendo que el rey y sus acompañantes eran una banda de ladrones y así, inesperadamente, se cumplió la profecía. Solo y sin hogar, Edipo llegó a Tebas, acosado por un monstruo espantoso, la Esfinge, que andaba por los caminos que iban a la ciudad, matando y devorando a todos los viajeros que no sabían responder al enigma que les planteaba. Cuando Edipo resolvió acertadamente el enigma, la esfinge se suicidó. Creyendo que el rey Layo había muerto en manos de asaltantes desconocidos, y agradecidos al viajero por librarlos del monstruo, los tebanos lo recompensaron haciéndolo su rey y dándole a la reina Yocasta por esposa. Durante muchos años la pareja vivió feliz, sin saber que ellos eran en realidad madre e hijo. Pronto Edipo descubrió que involuntariamente había matado a su padre. Atribulada por su vida incestuosa, Yocasta se suicidó y, cuando Edipo se dio cuenta de que ella se había matado, se quitó los ojos y abandonó el trono. Vivió en Tebas varios años pero acabó desterrado.