Respuestas
Respuesta:La fraternidad cristiana es un don que viene de lo alto, que apunta directamente al Espíritu Santo, el don por excelencia, y después, al mundo de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), que son los lazos más estrechos que Dios
establece con nosotros.
Es sorprendente cómo ante las dificultades de vivir y trabajar juntos, muchos
redescubren las virtudes teologales como fundamento del vivir la fraternidad
como cumbre de la vida cristiana. Al ser una realidad tan importante, es fruto de
la unión de fuerzas del cielo y de la tierra, obra divino-humana, que implica todos
los dones recibidos por la persona y por la Iglesia para construir el maravilloso
edificio de la fraternidad.
Al hacer un repaso, primero de las virtudes teologales y después de las virtudes cardinales, podremos descubrir su contribución indispensable para la construcción y el crecimiento de la vida fraterna1
Explicación: El Espíritu Santo y la fraternidad
La fraternidad puede llevarse a cabo por la presencia del Espíritu Santo,
que con su acción y dinamismo remueve todos los obstáculos. Nuestro padre san
Agustín dice que el Espíritu contribuye a la construcción de la fraternidad, porque
libera a la persona del amor propio.
El Espíritu Santo no impone solo el deber de hacer la voluntad de Dios, sino
que regala, a la vez, el placer, el gusto y el atractivo de cumplirla. Así, las personas empiezan a hacer con gusto lo que Dios manda.