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Un día iba caminando hacia mi casa y pasaba por al lado de la tienda en donde había un televisor el cual siempre estaba en el canal de las noticias, y de repente se apagó. Se apagó todo, las luces los semáforos, todo.
Y la gente no le importó, como en mi barrio se solía ir la luz, todos creímos que volvería al día siguiente; pero no fue así.
Los días empezaron a pasar y la gente acostumbraba a levantarse con el sonar de su celular, no se levantaba. Y empezaron a llegar noticias de que la luz se había ido en todo el mundo. La gente se empezó a alarmar y la mayoría cogió a sus hijos y se fue. Pero mis padres no volvieron, ni siquiera cogieron sus cosas, simplemente desde el día que se paralizó el mundo, no volvieron.
Yo me quedé solo, mirando la ventana todos los días esperando volverlos a ver, o siquiera ver volver a un vecino. Por lo menos no fue tanto tiempo, porque me encontré con un perro que llamé Rayo. Y Rayo me a acompañaba a todas partes, éramos solo el y yo en el mundo, porque desde el día que todos se paralizó, no se nada de nadie más.