• Asignatura: Castellano
  • Autor: paulasofilpez
  • hace 2 años

Pasados seis años, los últimos días de un lujoso agosto me recibieron al
regresar al nativo valle. Mi corazón rebosaba de amor patrio. Era ya la
última jornada del viaje, y yo gozaba de la más perfumada mañana del
verano. El cielo tenía un tinte azul pálido: hacia el oriente y sobre las
crestas altísimas de las montañas, medio enlutadas aún, vagaban
algunas nubecillas de oro, como las gasas del turbante de una bailarina
esparcidas por un aliento amoroso. Hacia el sur flotaban las nieblas que
durante la noche habían embozado los montes lejanos. Cruzaba
planicies de verdes gramales, regadas por riachuelos cuyo paso me
obstruían hermosas vacadas, que abandonaban sus sesteaderos para
internarse en las lagunas o en sendas abovedadas por florecidos
písamos e higuerones frondosos. Mis ojos se habían fijado con avidez en
aquellos sitios medio ocultos al viajero por las copas de añosos
gruduales; en aquellos cortijos donde había dejado gentes virtuosas y
amigas. En tales momentos no habrían conmovido mi corazón las arias
del piano de U***: ¡los perfumes que aspiraba eran tan gratos
comparados con el de los vestidos lujosos de ella; el canto de aquellas
aves sin nombre tenía armonías tan dulces a mi corazón!
Estaba mudo ante tanta belleza, cuyo recuerdo había creído conservar
en la memoria porque algunas de mis estrofas, admiradas por mis
condiscípulos, tenían de ella pálidas tintas. Cuando en un salón de
baile, inundado de luz, lleno de melodías voluptuosas, de aromas mil
mezclados, de susurros de tantos ropajes de mujeres seductoras,
encontramos aquella con quien hemos soñado a los dieciocho años, y
una mirada fugitiva suya quema nuestra frente, y su voz hace
enmudecer por un instante toda otra voz para nosotros, y sus flores
dejan tras sí esencias desconocidas; entonces caemos en una
postración celestial: nuestra voz es impotente, nuestros oídos no
escuchan ya la suya, nuestras miradas no pueden seguirla. Pero
cuando, refrescada la mente, vuelve ella a la memoria horas después,
nuestros labios murmuran en cantares su alabanza, y es esa mujer, es su
acento, es su mirada, es su leve paso sobre las alfombras, lo que
remeda aquel canto, que el vulgo creerá ideal. Así el cielo, los
horizontes, las pampas y las cumbres del Cauca, hacen enmudecer a
quien los contempla. Las grandes bellezas de la creación no pueden a
un tiempo ser vistas y cantadas: es necesario que vuelvan a el alma
empalidecidas por la memoria infiel.
Antes de ponerse el sol, ya había yo visto blanquear sobre la falda de la
montaña la casa de mis padres. Al acercarme a ella, contaba con
mirada ansiosa los grupos de sus sauces y naranjos, al través de los
cuales vi cruzar poco después las luces que se repartían en las
habitaciones.
Respiraba al fin aquel olor nunca olvidado del huerto que se vio formar.
Las herraduras de mi caballo chispearon sobre el empedrado del patio.
Oí un grito indefinible; era la voz de mi madre: al estrecharme ella en los
brazos y acercarme a su pecho, una sombra me cubrió los ojos:
supremo placer que conmovía a una naturaleza virgen.

A partir del texto anterior identifique 4 características del romanticismo. Especifique el pasaje.

Hijo de aquel otro intelectual homónimo a quien el filósofo antioqueño Fernando González dedicó sus famosas Cartas Estanislao, discípulo del mismo González y amigo privilegiado de León de Greiff cuando niño y adolescente, Rebelde precoz y autodidacta, sin título de bachiller siquiera, con apenas exigua obra escrita, Zuleta llegó a ser respetado filósofo, politólogo, teórico y practicante del psicoanálisis, crítico literario, investigador social, por mencionar sólo las más protuberantes disciplinas en las que descolló hasta el punto de convertirse en interlocutor privilegiado, cuando no menor, de algunos de los más destacados especialistas colombianos en cada una de estas áreas del saber. Además de su labor intelectual, Zuleta fue un activista lítico de izquierda y un pedagogo que atrajo un público heterogéneo que atestado a los auditorios donde dictaba sus conferencias sobre Marx o Freud o Thomas Mann.

Respuestas

Respuesta dada por: SantiOwO
1

Respuesta:

Guerras civiles del Siglo XIX, la Guerra de los Mil días, y La Violencia (1925-1958).47​48​49​ Recrudecida con el Bogotazo (1948).50​51​

Gobiernos de Laureano Gómez (1950-1953), Gustavo Rojas Pinilla y la Junta Militar (1953-1958).52​

Algunas de las causas por las que surgió el Conflicto armado interno de Colombia son:

La debilidad del Estado, y la ausencia de sus instituciones en amplias regiones del territorio nacional.53​

El problema de la posesión de la tierra, las marcadas diferencias económicas, el fracaso de la reforma agraria y de políticas rurales.54​55​

La polarización y la persecución a la población civil debido a su orientación política, la falta de espacios democráticos y de participación.56​57​

La desigualdad y exclusión social y la falta de acceso a servicios básicos, educación, salud y vías de transporte.58​59​

La aparición y crecimiento del narcotráfico introducido en todos los sectores de la sociedad, el Estado y financiación de la guerra.60​61​

La injerencia de los Estados Unidos en la política interna colombiana y las políticas contrainsurgentes.22​62​

Explicación:

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