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Explicación:
« Historia de Colombia. El Establecimiento de la Dominación Española» apareció en
1977 y fue enormemente popular entre historiadores y antropólogos. Pero cualquier
lector que se deje llevar por el título quizás no encuentre lo que espera. No se trata,
como el título podría insinuar, de un recuento más de las gestas de los conquistadores,
ni de un sumario de las estrategias de la élite ibérica para afianzar su poder en el
territorio que hoy llamamos Colombia. Es todo esto, sin duda, pero mucho más también.
Se trata de una visión fresca, especialmente dirigida a estudiantes, del encuentro entre
los conquistadores españoles y la población indígena, así como de las condiciones
previas, a lado y lado del Atlántico, de tal encuentro. Toma como punto de partida lo
español y lo prehispánico, haciendo un recuento —y una interpretación— del contexto
tanto indígena como europeo que da inicio a la formación de nuestra nación. No se trata,
por lo tanto, de una visión indigenista del proceso. pero tampoco de una visión
españolizante. Es, en síntesis, una visión integral del proceso histórico que, desde la
ocupación indígena hasta la consolidación de la dominación española, constituye un
continuo si no étnico, por lo menos histórico.
El trabajo de melo constituye, por la razón anotada anteriormente, un puente entre los
historiadores y los antropólogos. los primeros, tan frecuentemente empeñados en el
estudio de los procesos posteriores a la invasión española. Los segundos, usualmente
empeñados en el estudio de los indígenas del pasado o del presente o, en fin, de todo lo
visto como minoritario o marginal. Ambos, por lo tanto, incapaces de ofrecer una visión
integral de lo que es verdaderamente la historia de este país, es decir un proceso un el
cual ambos elementos cobran su importancia en conjunto, en relación el uno con el otro,
integrados en una aproximación que ya no es ni exclusivamente indígena ni europea. En
este sentido la obra de melo constituye un valioso aporte a la historiografía del país. Y
en este sentido, es consecuencia de un movimiento que si bien resulta característico de
una nueva generación de historiadores que en la década de los setenta empezó a
romper el molde de historias blanca o indígena, no produjo un trabajo de síntesis.
Colmenares, desde el lado de la historia, había incursionado en el estudio de las
sociedades indígenas; Friede desde el de la antropología había también investigado en
campos que abarcaban desde las sociedades indígenas hasta la colonización alemana
de la sierra nevada de santa marta y el período de la independencia. Pero estas
«historias» no se articulaban de una forma que aspirara a la reconstrucción de una